Mentalidad para asumir el liderazgo en el mercado del aceite

La capital mundial del aceite de oliva no lidera las ventas de este producto en el mercado internacional. Esa es la realidad, conocida y asumida como un lastre, que la provincia intenta cambiar a fuerza de aldabonazos de conciencia desde diversos sectores sociales que, pese a todo, no terminan de provocar el efecto deseado.

    02 nov 2009 / 12:09 H.

    El tiempo pasa demasiado deprisa sin que los olivareros tomen conciencia plena, sin que se mentalicen de que tienen que pasar de ser meros actores secundarios, a protagonistas indiscutibles. Hay excepciones, señaladas y dignas de elogio, que no dejan de ser agujas en el pajar. Hasta ahora ha sido más cómodo, secularmente más fácil y sin complicaciones, que otros envasaran el oro líquido y se llevaran las plusvalías. Y con el caramelo de las subvenciones que nunca faltan, mejor que mejor. Pocos cultivos dan tanto rendimiento con tan poco esfuerzo. Pero, en esta campaña que está a punto de terminar, se han visto las orejas al lobo, o lo que es lo mismo, la rentabilidad ha caído en picado por el bajo precio del aceite. Los productores han tenido que recurrir a la llamada de socorro del almacenamiento privado para intentar superar la mala racha. Al final, el mecanismo llegó, pero tarde y solamente se retiró de la circulación una cantidad realmente baja de toneladas. La Administración acabó por ceder al lamento de los oleicultores, pero al final de poco se puede decir honestamente que ha servido. Llega una campaña fuerte, a tenor del primer aforo que habla de 530.000 toneladas, y hay que cambiar la estrategia. El camino es la unidad y todavía hay muchas cooperativas dispersas que no se atreven a dar el paso de la concentración de la oferta. 2013 llegará y, por más que la fecha se vende ya como el lobo del cuento, el sector no termina de creerse que las ayudas no son eternas. Al menos, tal y como se reparten hasta ahora.