Menos “ninis” en la adversidad
Hay mínimos síntomas de confianza para la juventud en materia de empleo: el número de jóvenes andaluces (con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años) que no estudia ni trabaja descendió en el último año, pues el porcentaje pasó de un 28,1 por ciento en 2013 a un 25,5 por ciento en 2014, según el informe Nivel de Formación, Formación Permanente y Abandono, elaborado por el Ministerio de Educación.

El mercado laboral es una losa para los jiennenses, porque el paro juvenil ronda el 70 por ciento. No obstante, hay quienes sí logran hacerse un hueco ante la adversidad. Es el caso de Álvaro Cantero Liébanas, residente en El Almendral. Encontró empleo en un restaurante de la capital desde hace un par de meses. Está, cómo no, encantado con la experiencia. Ocurre que esta oportunidad le ha llegado gracias a que cursa un ciclo sobre hostelería en el IES El Valle. “Me enteré del puesto en clase. La verdad es que no me esperaba conseguir un trabajo tan pronto. Estoy en el primer curso del ciclo; las prácticas son el segundo”, manifiesta Cantero. Si bien la creación de empleo en hostelería obedece, en buena medida, a la estacionalidad, también existen opciones de futuro, tal y como demuestra el caso del joven de El Almendral. “Seguiré después del verano. Tengo contrato de un año. Ojalá pueda seguir más tiempo. Estoy muy contento”, celebra.
Cantero señala que no conoce muchos casos de jóvenes como él, que compaginan contratos labores con formación en clase. “Sé de un compañero que sí trabaja en un pub. Pero la mayoría de los que tienen algo es más bien temporal, como, por ejemplo, la época de las comuniones”, explica. El jiennense, que vive con sus padres, señala que sufraga los gastos propios del instituto gracias a sus ingresos de camarero.
esperanza. Comparte apellidos con Álvaro, pero tiene distinta suerte en el trabajo. Beatriz Cantero Liébanas, la hermana mayor de 26 años, lleva un trienio desempleada. Su último contrato fue de auxiliar de Enfermería y venció en seis meses. “Me he desarrollado en el sector de la limpieza, tanto en empresas privadas como por mi cuenta”, dice.
A Beatriz le gustaría estudiar peluquería en el IES San Juan Bosco. El problema es que hay bastante competencia: la lista de espera es extensa. No sabe si entrará el año que viene. “Formarme a través del ámbito privado es imposible. La inscripción en una academia supera los 5.000 euros por 24 meses”, asegura la joven. “Mi consejo es que estudie. No veo otra opción para encontrar un trabajo”, resuelve Álvaro, su hermano.