Mengíbar. La expresión de la muerte

Jesús Vicioso/Mengíbar
El templo de San Pedro Apóstol se llenó en la bendición de la nueva imagen titular de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Lluvias, una de las más señeras de la Semana Santa. La talla es obra de José Manuel Tirao Carpio, el mismo imaginero que hizo la Virgen de la Amargura.

    08 abr 2011 / 10:04 H.


    Tenían que caer gotas en el día de la bendición de la nueva imagen de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Lluvias, porque su advocación así lo exige. El nuevo “Señor de las Lluvias” se presentó ante sus cofrades y demás mengibareños en una mañana de agua, que más que estropear la fiesta, lo que hizo fue bendecir la bienvenida. La iglesia de San Pedro se quedó pequeña para acoger a los fieles que quisieron conocer la talla del nuevo crucificado, el único de la Semana Santa de Mengíbar, que fue consagrado por el párroco Antonio Lara Polaina.
    Hace tiempo que la Cofradía del Santísimo Cristo de las Lluvias, María Santísima de la Amargura y Nuestra Señora de la Esperanza Trinidad encargó una nueva imagen titular del Señor, ya que la anterior, una escultura anónima que data de 1940, estaba muy deteriorada y, aunque dejará de procesionar en el desfile más multitudinario de la Semana Santa, seguirá presidiendo el altar mayor de San Pedro Apóstol, como ha hecho hasta ahora desde 1970. 
    La imagen del crucificado es obra del tosiriano José Manuel Tirao Carpio, que, en el año 2002, realizó la Virgen de la Amargura, la Dolorosa que procesiona con el Señor de las Lluvias. Varios expertos en anatomía y hasta un forense valoraron en un cien por cien la expresión de la muerte de la majestuosa, bellísima y cautivadora representación escultórica de la crucifixión de Jesucristo.
    Fundada en el año 1852, la cofradía, que tiene cerca de trescientos cincuenta hermanos, está presidida por Francisco Gijón Moya. El hermano mayor es Francisco Javier Rangel, y Ramón Cazalla y David Garrido son el entrante y el saliente. Desde la histórica bendición y hasta este domingo, el nuevo Señor de las Lluvias estará junto al altar de su parroquia. Después de la eucaristía dominical, celebrada a las doce del mediodía, los costaleros trasladarán la talla hasta su ermita, junto al cementerio, hasta que llegue la Semana Santa, cuando desfilará, por primera vez, el Miércoles Santo por la tarde.