Medio año de prisión por los ruidos molestos de un pub

Seis meses de cárcel, una multa de 480 euros y un año de inhabilitación para ejercer cualquier oficio relacionado por la hostelería.

    15 abr 2015 / 09:49 H.

    Ese es el castigo impuesto por el Penal número 3 al gerente de un pub de Bailén por los ruidos molestos que hicieron que los vecinos que vivían en el edificio colindante estuvieran meses sin poder descansar. La sentencia pone de manifiesto las numerosas irregularidades cometidas por el propietario del negocio, que hicieron que, finalmente, perpetrara un delito contra el medio ambiente por contaminación acústica. De hecho, el Seprona de la Guardia Civil llegó a medir casi 46 decibelios en la vivienda de las víctimas, cuando el límite máximo establecido es de 30 decibelios.

    Los hechos se remontan al mes de octubre de 2011, cuando el ahora condenado, José Z. A., alquiló el conocido como Pub Duende, que tenía licencia de apertura desde julio del año 2007. Sin embargo, al tramitar el cambio de titular, el Ayuntamiento de Bailén le negó los permisos, debido a que el local carecía del aislamiento acústico necesario, tal y como se relata en la sentencia del Penal número 3. Además, también manipuló el limitador del aparato musical, es decir, la herramienta que controla que los equipos no sobrepasen un determinado nivel de emisión sonora. De la misma forma, carecía de libro de incidencias y no daba cuenta a la Administración local de los registros sonográficos.

    Todas estas irregularidades hicieron que el ruido con el que convivían los vecinos de la zona era insoportable. Las “múltiples denuncias” de los vecinos hicieron que el Ayuntamiento abriera un expediente sancionador administrativo. Sin embargo, el pub siguió funcionando durante el resto del año 2011 y buena parte del año 2012, causando molestias sonoras a los vecinos colindantes: “Dichas inmisiones fueron catalogadas como no aceptables por intolerables y ruidosas”, establece la resolución.
    José Z. A. reconoció los hechos y evitó, de este modo, un castigo mucho más severo. De hecho, la Fiscalía había pedido 22 meses de cárcel. Finalmente, el Ministerio Público, la defensa y la acusación particular —ejercida por una de las parejas afectadas— alcanzaron un acuerdo de conformidad por el que el dueño del pub admitió su culpa. Es la décima sentencia penal que se dicta en la provincia  en los últimos años por contaminación acústica. Algunos de los condenados, incluso, tuvieron que pasar por prisión.