Más inversiones y educación
En los dos últimos meses, más de doscientas personas han muerto en accidentes de tráfico, una cifra que por sí sola da escalofrío porque, en la gran mayoría de los casos, son sucesos que podrían haberse evitado.
Durante la conocida como Operación Verano puesta en marcha por la Dirección General de Tráfico (DGT) 225 personas fallecieron en las carreteras del país, cinco más que en el mismo periodo del año anterior, un incremento que ya ha encendido las alarmas ante el mal balance de siniestralidad estival. La negra cifra hace que se invierta la tendencia positiva que se registraba desde hace casi diez años. Aunque en este tipo de asuntos no es objetivo realizar valoraciones a corto plazo, parece evidente que una sola víctima es un gran fracaso del sistema, de manera que no se puede bajar la guardia, como tampoco sería responsable culpar solo a los conductores de los siniestros. Desde colectivos de automovilistas se sale al paso para recordar la perentoria necesidad de una mayor inversión en el mantenimiento de la red viaria, sobre todo, si se tiene en cuenta que la mayoría de las muertes se han producido en carreteras convencionales (ciento setenta en total), en alguno de los más de ochenta millones de desplazamientos registrados este verano. De hecho, en 27% de los accidentes mortales de julio y agosto se produjeron en tramos calificados de alta peligrosidad, un factor cuyo “remedio” ya no es competencia de la DGT. La necesidad de incrementar el presupuesto para invertir en la mejora es evidente, al igual que, también, se reclaman más fondos para planes de formación en educación vial. La concienciación ciudadana y personal es clave, desde la propia escuela.