Más control sobre las aceiteras

Fue todo un avance en la defensa de la calidad del zumo de aceituna, un verdadero logro para realzar un producto único, pero con el paso del tiempo la relajación en el cumplimiento se ha extendido cual mancha de aceite. El pasado enero de 2013 entraba en vigor la normativa que prohibía los envases de zumo de aceituna que no fueran irrellenables o monodosis en los establecimientos hosteleros, una ley de obligado cumplimiento para bares, restaurantes y cafeterías en la que se encuentran ahora claras excepciones. Así lo pone en evidencia la Federación Española de Fabricantes de Aceite de Oliva (Infaoliva), que tiene previsto trasladar su malestar por este asunto al Ministerio de Agricultura, a la Agencia de Control de Mercados y a la propia Junta, responsable de los controles, para que sean conscientes de la situación y actúen también en consecuencia. Igual que no se rellena una botella de vino de La Rioja, aunque el líquido que se introduzca sea también de calidad, que nadie pone en duda, resulta inconcebible que se haga con el aceite de oliva y menos aún en la tierra que más produce del mundo.
No es de recibo que lo que comenzó cumpliéndose de manera estricta comience a saltarse a la torera a ojos de todos, con los propios consumidores como cómplices, por desconocer en muchos casos los mecanismos para denunciarlo. Las normas están para ser respetadas y a la Administración compete la debida profesionalidad para hacer que así sea, con los mecanismos de control y sancionadores que existen y están perfectamente contemplados en la normativa. Las inspecciones son necesarias no solo para detectar y sancionar posibles fraudes, que también, sino como eficaz medida disuasoria.

    10 jun 2015 / 15:45 H.