Más allá de ser Patrimonio
Me ilusiona que la Catedral de Jaén sea declarada próximamente Patrimonio de la Humanidad. Como jiennense es un orgullo poder presumir de una joya que, con independencia de la decisión que finalmente adopte la Unesco, para todos es sin duda una referencia patrimonial que encabeza los numerosos tesoros de esta tierra. Asombrosamente, parece que hay quienes piensan que con tener nuestro monumento nos basta.
Sin duda, se equivocan. Un paseo por el entorno del bello templo jiennense basta para que las ilusiones por alcanzar tan deseado objetivo se vengan abajo. Por muchas flores que se pongan —medida que embellece el entorno del monumento— estas no consiguen tapar el abandono de solares y edificios en mal estado que circundan a la Catedral de Jaén. Ese es nuestro talón de Aquiles. La propia Plaza de Santa María, que apenas fue remodelada hace unos años, presenta un aspecto lamentable, con amplias grietas y fuentes a ras de suelo destrozadas, por no hablar de la suciedad continua y los miles de chicles pegados como múltiples manchas que salpican este amplio espacio. La Catedral se merece ser Patrimonio de la Humanidad, pero ¿lo merecemos los jiennenses? ¿Sabremos ser merecedores de tal distinción? Un paseo por el casco histórico de Baeza y por el de Jaén puede responder perfectamente a la pregunta. En el primer caso sobrecogerá la belleza; en el segundo, lo harán el abandono y la dejadez. Y lo digo con dolor, pues como jiennense deseo el voto afirmativo, pero mucho me temo no lo merecemos.
Luis Martínez García / Jaén