07 oct 2014 / 10:54 H.
No voy a tratar en este artículo el tema del aborto desde un punto de vista moral, ético o religioso, ya que desde esa perspectiva se han escrito ríos de tinta por parte de mentes más privilegiadas que la mía (bueno, algunas no tanto). En los últimos días han manifestado varias periodistas, a través de artículos publicados, su satisfacción porque por parte del Gobierno se haya retirado el Proyecto de Ley que modificaba la vigente regulación del aborto, lo cual supone a priori más libertad para abortar. Su cortedad de miras les impide ver un futuro no tan lejano. Tomen nota: El principal problema que actualmente tiene España es el demográfico, ya que estamos a la cola, a nivel mundial, del número de hijos por mujer en edad fértil. Estamos inmersos en un proceso de envejecimiento como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y la disminución del número de nacimientos. Todo esto nos llevará a que España sea en los próximos años una residencia de ancianos. Desde el punto de vista económico, este es un problema de primera magnitud, mayor incluso que el paro, ya que va a afectar a la producción de bienes, al consumo, a la inversión y al sistema de pensiones. No nos podemos permitir, tal como he leído, que uno de cada cinco embarazos termine en aborto (112.000 anuales). Más educación sexual, programas de adopción, mayor conciliación laboral e, incluso, prestaciones futuras de los progenitores, condicionadas a su presente natalidad son algunas de las propuestas que ya deberían estar aprobadas para resolver este problema. La ruina también les llegará a ellas. No sé de qué se alegran.