Marzo violeta

En este mes de marzo que hemos convertido ya en un mes para la igualdad, sería justo valorar iniciativas como las del colectivo feminista de Jaén Carmen Olmedo, que además de seguir haciendo incidencia política y luchando por la igualdad, ha desarrollado todo un programa provincial de formación para las jiennenses del ámbito rural. La ONU ha celebrado el 8 de marzo recordando una máxima muy oportuna ahora, cuando las recetas de la salida de la crisis parecen olvidar la importancia de la equidad de género. Recuerda así que la igualdad de las mujeres no es sólo una cuestión de justicia social, sino que de ello depende además el progreso de nuestras sociedades: “Los países en los que hay más igualdad de género, dice, experimentan un mayor crecimiento económico, las empresas que cuentan con más líderes mujeres logran mejores rendimientos”. España sin embargo, parece haber olvidado ese paradigma y no sólo hemos retrocedido en derechos fundamentales como la dignidad inherente a cada mujer, con contrareformas como la Ley del Aborto propuesta por Gallardón, sino que hemos retrocedido en todas las políticas públicas con las que en los últimos años habíamos avanzado notablemente en igualdad entre hombres y mujeres. Lo indica bien el informe anual sobre igualdad de género que elabora el Foro Económico Mundial, que sitúa a España en el puesto número 30, cuatro escalones por debajo del año pasado y muy lejos del puesto número diez que llegó a ocupar en 2007. En este descenso tiene mucho que ver la reciente reforma laboral que ha aumentado el desempleo femenino en algo más de medio millón de paradas más. Las españolas estamos viviendo probablemente ahora, el momento más crucial desde la transición y volvemos a estar como en la leyenda de Penélope tejiendo y destejiendo, dando un paso adelante y dos hacia atrás. Séneca decía que no hay vientos favorables para el que no sabe dónde va. Pero si hay alguien en la historia que ha tenido siempre visiones claras de futuro, esas han sido las mujeres, desde la revolución francesa, cuando Olympe de Gouges alzó la bandera de los derechos de la mujer y fue guillotinada por ello, hasta el siglo XIX, cuando se consiguió el voto femenino. Hemos empujado siempre a favor de un viento que ha generado progreso y bienestar para todos.
Isabel Martínez Lozano es periodista

    12 mar 2014 / 23:00 H.