Martos. La Victoria vuelve a su ermita de San Bartolomé

Silvia Ruiz Díaz / Martos
La imagen de la Virgen de la Victoria se encuentra ya en la ermita de San Bartolomé después de su visita de más de dos semanas al santuario de la Peña, donde se volverá a encontrar con los romeros el próximo año. Los nuevos hermanos mayores vivieron con intensidad esta jornada festiva.

    14 jun 2009 / 09:18 H.

    La Reina de la Peña vuelve, de nuevo, a la ermita de San Bartolomé arropada por cientos de devotos. La Cofradía de María Santísima de la Victoria emprendió, ayer, alrededor de las ocho de la tarde, el camino de vuelta y, de este modo, se dan por concluidas todas las actividades organizadas con motivo de la romería marteña. Durante la procesión, los costaleros mecieron a la Virgen al ritmo de los cantes romeros para seguir por la carretera de los Charcones y Molino Medel, donde esperaba la banda de música. Asimismo, los vecinos de las calles Clarín, Cobatillas Altas, Madera y San Bartolomé alabaron a la Madre de Dios entre aplausos y alegría. No faltaron tampoco las palabras de “guapa” o los “vivas” a la Victoria. Asimismo, el capellán y el consejo parroquial fueron los encargados de recibir a una de las imágenes más veneradas del municipio.
    Por otro lado, los nuevos hermanos mayores vivieron su primer acto como representantes de la cofradía. José Castillo Expósito e Inmaculada Martos Rubia acompañaron a la Virgen durante todo el recorrido. Según indicaron, esperaron mucho tiempo este día e, incluso, comentaron que se les “escaparon” las lágrimas cuando se realizó el llamado “cambio”, el pasado 6 de junio, una vez terminada la eucaristía. El matrimonio sacó, ayer, en brazos a la Madre de Dios y, a continuación, la colocaron en su trono.
    Con las calles engalanadas para la ocasión, los hermanos mayores entrantes, salientes y anteriores, la presidenta y representantes de la Cofradía de la Virgen de la Cabeza de la ciudad comenzaron el camino desde el monte más conocido de la comarca hasta San Bartolomé. La jornada religiosa concluyó con el acompañamiento de Castillo y Martos hasta sus viviendas.