Marmolejo.- El placer de poner las horas a remojo


Todo jiennense busca relax al mediodía mientras dure agosto. La Piscina Municipal de Marmolejo, junto al campo de fútbol y el paseo, es un sitio pensado para proporcionar ese descanso a los vecinos a los que no les resulta suficiente el aparato ventilador. Con espacio para recibir a quinientas veinticinco personas, este rincón para el ocio es tranquilo, fresco y alegre.

10 ago 2014 / 22:00 H.


Casi nunca hay aglomeraciones, según los socorristas, y tampoco problemas para escoger una buena sombra bajo las palmeras artificiales puestas en torno al césped o en la multitud de árboles cerca de la piscina, con muy buena visibilidad para controlar a los niños mientras se bañan o juegan.
Está permitido acceder al recinto con comida, neveras y sillas o hamacas, por lo que el nivel de confort lo marca el usuario. Muchos se desplazan hasta allí antes de la hora del almuerzo —el horario de apertura es a las doce del mediodía—, para entrar en el agua antes de llevarse algo a la boca y pasar frescos las horas de mayor calor. La tranquilidad del recinto hace que vecinos de municipios colindantes lo escojan para pasar un día entre amigos o en familia. El precio reducido —dos euros y medio de lunes a viernes para adultos y tres y medio los fines de semana— es otro de sus atractivos. Además dispone de quiosco y bar, por si los helados o las cervezas no aguantan como es debido en el interior de las neveras. Por eso, algunos escogen el Complejo Acuático Deportivo de Marmolejo para sus celebraciones, como la familia de Pedro González, que pasó allí su treinta y siete cumpleaños.
Este año, el Ayuntamiento abrió una bolsa de empleo para socorristas. Carlos Lozano, David Fernández y Álvaro Gallardo acaban de “tomar posesión” como vigilantes y son los responsables de mantener el orden durante algunas jornadas. Serán quince las personas que desarrollen esta importante labor, en tres turnos diferentes, este verano, una medida que favorece la creación de puestos de trabajo, aunque sea temporal, en la época estival. Según cuentan los socorristas, apenas han tenido que atender incidencias. Nadie se pelea por las mesas ni por las sombras, sino que las comparten, y lo más grave que han asistido hasta el momento es alguna insignificante picadura de avispa. Los fines de semana el ambiente está más animado, narran, pero nada que impida el descanso de los usuarios.