MARÍA JOSÉ GÓMEZ ORTEGA. 'Invertir en tecnología es básico para no perder el tren'
Juana Pastor
Es una empresaria que, aunque joven, lleva bastante tiempo en la profesión de la fotografía. De carácter afable, sabe estar en todo momento atenta a sus clientes. Tiene gran capacidad de trabajo y se multiplica en atenciones a fin de que quienes visitan su establecimiento queden satisfechos. Alterna perfectamente la labor de ama de casa con las muchas horas que dedica a la empresa.
Es una empresaria que, aunque joven, lleva bastante tiempo en la profesión de la fotografía. De carácter afable, sabe estar en todo momento atenta a sus clientes. Tiene gran capacidad de trabajo y se multiplica en atenciones a fin de que quienes visitan su establecimiento queden satisfechos. Alterna perfectamente la labor de ama de casa con las muchas horas que dedica a la empresa.
—¿Le supone mucho sacrificio?
—No, si el trabajo es compartido. Cuento con una familia extraordinaria y, por ellos, merece la pena todo esfuerzo. Trabajamos al cincuenta por ciento mi marido Tomás y yo. Él es el “alma mater” de la empresa y su aportación en otras tareas, como atender a nuestros hijos Sergio, de nueve años, y Pablo, de siete, es lo más hermoso y gratificante. Por ellos, luchamos contando, por supuesto también, con la generosidad y ayuda de nuestras familias.
—En esta empresa de fotografía, ¿su trabajo es vocacional o sigue la tradición familiar?
—Lo he vivido desde pequeña junto a mis padres, Alfonso y María. Él fue quien me introdujo en este mundo de la fotografía, enseñándome todo, desde revelar unas fotos a la antigua usanza “en una habitación oscura”, hasta conseguir un buen trabajo y entregarlo bien terminado.
—¿Qué consejos recibió de su padre cuando se iniciaba?
—En aquella etapa todo era distinto. Aunque contábamos con escasos recursos, sí recuerdo lo detallista y perfeccionista que era. Le gustaba que tomara conciencia de que lo verdaderamente importante era una buena relación cliente-empresa. Realizar un trabajo escrupuloso siempre fue su máxima.
—¿Desde cuándo está volcada en esta profesión de la fotografía?
—En mi empresa, Centro Fuji-Imagen7, desde 1989. Antes trabajábamos junto con mi hermano Juan, en Arquitecto Berges, en Imagen 7. Unos años más tarde, cada uno se especializó en una materia: él en fotografía social y estudio —para mí es un gran profesional, el mejor— y mi marido y yo en revelado y venta de material.
—¿Dónde está ubicada su empresa?
—En la Avenida de Andalucía. En principioc era un local más reducido y, desde enero de este año, estamos en la misma avenida en el número 15. Con el cambio de instalaciones hemos conseguido prestar mejores servicios. A mi marido y a mí nos ha sorprendido la buena acogida por parte de los clientes, sobre todo, por la amplitud de espacio y la comodidad con la que contamos para atender, vender y revelar.
—¿Ha cambiado mucho su sistema de trabajo en los últimos años?
—¡Por supuesto! Ofrecemos las últimas tecnologías en revelado, ya que el cambio que hemos tenido del paso de analógico al digital ha significado un giro de 180 grados en maquinaria y servicios.
—¿Con el cambio de local han mejorado sus expectativas de negocio?
—Ofrecemos unas buenas instalaciones con siete kioscos de multiservicios donde el cliente crea su pedido de fotos, ampliaciones, álbum o felicitaciones, desde cualquier soporte, incluido el móvil. Un laboratorio para los que se inician, hasta el ya profesional, todo ello con asesoramiento personalizado.
—¿Qué consultas son más frecuentes entre los clientes que no tienen buen conocimiento de la máquina que manejan?
—Son bastantes, aunque para despejarlas tenemos un personal cualificado en los diferentes campos de la fotografía. Contamos con Isa, que asesora sobre los kioscos y atención al público; Ana y Dani, en laboratorio, y Juan Antonio, en venta de material. Son grandes profesionales todos ellos, que trabajan junto con el asesoramiento y ayuda de Tomás, mi marido, que es el motor de nuestra empresa.
—¿Videocámaras o cámaras fotográficas?
—Depende del momento, aunque con las nuevas cámaras fotográficas digitales en cualquier circunstancia tienes la opción de cambiar con solo un clic.
—¿Ha desaparecido el cliché o negativo?
—No del todo, todavía se mantiene. Se siguen revelando carretes, pocos, pero aún se realiza este servicio. Respecto al digital, hay un concepto equivocado: se relaciona con el ordenador y parece se esté olvidando tener las fotos en mano y ordenadas en un buen álbum, con lo que significa disfrutar de los momentos vividos que siempre nos evocan recuerdos entrañables.
—¿El cliente se deja asesorar?
—Sí, gran parte de los clientes que nos visitan nos piden nuestra opinión con el fin de que los trabajos que nos encargan tengan los mejores resultados. Valoran que es muy fácil tener unas buenas fotos a un buen precio en menos de media hora y disfrutar además de extraordinarias imágenes.
—¿Se siente satisfecha y realizada como empresaria?
—Muy satisfecha. Contamos con una clientela excelente, a la que en todo momento intentamos prestar nuestros mejores servicios. Para ello, cuento siempre con el apoyo de mi marido. Los dos hemos conseguido nuestro sueño, gracias al trabajo constante de ambos y las personas que tenemos en nuestra empresa. Es una alegría trabajar en lo que nos gusta y que todo nuestro esfuerzo se sienta recompensado.
—¿Dónde se encuentra más cómoda: en el despacho entre papeles o tras la cámara y el revelado de fotos?
—Mucho mejor en la atención al cliente, orientándole en todo y que este quede satisfecho. A lo largo de 20 años, nuestra clientela es fiel, algo digno de agradecimiento ante tanta competencia.
—¿Les está afectando la crisis?
—Pues sí, por desgracia como a todos los sectores. Nuestro gremio también ha tocado fondo. Desde hace unos años, un porcentaje alto de tiendas ha cerrado. Según las estadísticas, quedamos pocos, pero, como dijo Albert Einstein, la crisis trae progresos y con esta nacen los descubrimientos y las grandes estrategias. Hay que buscar salidas y soluciones y superarse a sí mismo y eso nos lo aplicamos cada día trabajando duro, innovando y ofreciendo algo diferente. Para ello las inversiones en tecnología son muy altas; pero el tren pasa y hay que subirse para estar ahí.
—¿Qué tipo de cámaras aconseja para conseguir una buena imagen?
—Hay un extenso abanico en cámaras, desde las pequeñitas y manejables con diseños innovadores, colores divertidos y una calidad impresionante, pasando por las de gama media (cámaras puente) con las que se amplían las posibilidades para trabajar manual, automático, con zoom largo y muy cómodas para llevar y trabajar con ellas, hasta llegar hasta la gama de las réflex con las que te puedes iniciar en el mundo de la fotografía, con la posibilidad de intercambiar objetivos y añadirle a cualquier tipo de accesorio. Por supuesto, todo lo podemos facilitar en nuestra tienda.