MARÍA JESÚS OYA AMATE.- "Mi mensaje será el de la fe apoyada en la caridad"
Juana Pastor Rama
Sobre las 12 de esta mañana, se celebrará el pregón de Gloria en el Teatro Darymelia. Es el primer año que será pronunciado por una mujer, María Jesús Oya Amate. Para ella, es algo importante y de gran responsabilidad. Está acostumbrada a dar conferencias, charlas, presentar y exponer trabajos ante el público. Pero esto es “otra historia”. Es desarmar el corazón para que fluya un sonoro rosario de vivencias y sentimientos que, desde la fe en la que fue educada, irá desgranando, cantando a viva voz la grandeza de un tiempo de Gloria.
Sobre las 12 de esta mañana, se celebrará el pregón de Gloria en el Teatro Darymelia. Es el primer año que será pronunciado por una mujer, María Jesús Oya Amate. Para ella, es algo importante y de gran responsabilidad. Está acostumbrada a dar conferencias, charlas, presentar y exponer trabajos ante el público. Pero esto es “otra historia”. Es desarmar el corazón para que fluya un sonoro rosario de vivencias y sentimientos que, desde la fe en la que fue educada, irá desgranando, cantando a viva voz la grandeza de un tiempo de Gloria.
—¿Retrocedemos un poquito en el tiempo y nos comenta sus años más jóvenes?
—Me llevaría mucho tiempo glosar lo que fueron mi infancia, juventud y mis vivencias entrañables de la familia, mi principal base en mi desarrollo como persona. Sí quiero destacar que viví rodeada del cariño y la ternura de mis padres, Felipe Oya y María Dolores Amate, cariño también compartido por mis hermanos, Vicente, decano del Colegio de Abogados, y Ana, mi hermana abogada. Siempre sé que puedo contar con ellos, así como con todo el amor de mis hijos Fernando y Jaime, por y para los que vivo. Tuve buenos compañeros de clase y algunos son excelentes amigos. Estudié en la Institución Teresiana y, más tarde, marché a Granada para estudiar la carrera de Farmacia.
—¿Cómo es María Jesús Oya?
—Intento ver el lado positivo de lo que acontece, aunque, a veces, cueste. No es fácil seguir adelante ante las situaciones dolorosas. Solo desde la fe puedo aceptar lo que para mí y los míos conlleva tanto sufrimiento. Vivo la esperanza de que María de Nazaret, que es también de la Capilla, Cabeza, Estrella, Consolación, etcétera, nos muestre la luminosa enseñanza de que estará siempre al lado de los más necesitados, de los que lloran, de los que sufren. Y vuelve a nosotros sus ojos misericordiosos para que sepamos refugiarnos en Ella hasta mostrarnos a Jesús. Esto nos facilita el camino que hemos de recorrer y esa es mi esperanza.
—¿Dónde desempeña su profesión?
—En mi oficina de farmacia abierta al público en Fuerte del Rey y se completa con la investigación. Además, soy la vicepresidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia y presidenta de Jafarco, Cooperativa Farmacéutica de Jaén, empresa pionera en nuestra provincia, que da servicio a 330 asociados de Jaén, aunque también cuenta con farmacias asociadas en Granada, Córdoba, Ciudad Real, Málaga e, incluso, Madrid. Llevamos los medicamentos al último rincón de la provincia y somos garantes de su calidad.
—¿Es difícil estar al frente de una empresa?
— Es complejo y una gran responsabilidad. No se podría hacer sin vocación. Cada día hemos de superar dificultades para lograr nuestros objetivos.
— ¿Qué cualidades se necesitan para el éxito en los resultados?
—Amor al trabajo, entrega generosa y trabajar con dinámico afán para superar la tarea de cada día. Si se trabaja con ilusión, los buenos resultados vienen por añadidura.
—¿Cuenta con un buen equipo?
—Gozo de buenos equipos de trabajo. Sin estas personas, mi actuación sería muy reducida y no tendría eficacia. Estoy agradecida.
—¿Le ocupa mucho tiempo?
—Me ocupa bastante tiempo, pero, al final, cuando se logran los objetivos, se tiene una satisfacción muy gratificante. Eso me alienta y me estimula lo suficiente para seguir.
—¿A qué dedica el tiempo libre?
—Procuro pasarlo con mi familia y con mis amigos, que son el soporte de mi vida.
—¿Qué fiesta o tradición destacaría de Jaén?
—Sin duda alguna, nuestras fiestas religiosas porque, con ellas, el pueblo se alegra de sus creencias heredadas y las celebra. Todo el calendario festivo de Jaén es realmente espléndido. Me agradan mucho las fiestas de la Virgen de la Capilla, San Lucas y Santa Catalina, aparte de las pequeñas romerías que, llenas de júbilo, Jaén celebra en tiempo de Gloria. Gracias a Dios, nuestra tierra es rica en manifestaciones marianas y son muchas las advocaciones. Por algo estamos en la tierra de María Santísima.
—¿Cómo ve y vive la Semana Santa?
—La Semana Santa es el hecho más trascendente de la Cristiandad. Para mí, siempre es emotiva cuando me fijo en los cristos y en las vírgenes y, también, cuando asistimos a los oficios sagrados y a las procesiones que arrastran a multitudes, que expresan, a su manera, las creencias que han perdurado a través de los siglos. Vivo la Semana Santa con fe y con estremecida devoción por los muchos elementos que conviven en las distintas manifestaciones tanto de los cultos como en las calles.
—¿Qué le supone ser la primera mujer pregonera del tiempo de Gloria?
— Un honor y una gran satisfacción. Pero creo que ya no es noticia que una mujer pronuncie el pregón de las cofradías de Penitencia, o de Gloria, o de las fiestas de su pueblo. Todos, como cristianos, estamos implicados en este oficio de pregonar y, también, con nuestro ejemplo.
—¿Qué mensaje quiere transmitir?
—El de una fe profundamente arraigada apoyada en la caridad y en la esperanza. Es imprescindible vivir desde la fe como pilar básico que sustenta nuestras creencias. El Papa emérito, Benedicto XVI, nos ha proclamado el Año de la Fe, porque nuestro mundo de hoy no puede seguir sediento de Dios.
—¿A quién o a quiénes va dirigido?
—Mi pregón va dirigido a Dios Nuestro Señor, como una oración ferviente a través de las imágenes de las distintas cofradías y hermandades de Gloria. Tengo un recuerdo emocionado para mi marido, Fernando Zaldúa, y para mi padre, Felipe Oya, que, en vida, tanto trabajó por su familia y por Jaén. A mis hijos, Fernando y Jaime, a mi familia y, con ella, a esa gran familia de las hermandades de Gloria.
—Tras la Semana de Pasión, ¿qué sentimiento le produce la palabra gloria?
—Un sentimiento de alegría profunda, porque, tras la Semana Santa, tras la Redención, la muerte es vencida por la Vida, que se convierte en gloria eterna. Siempre he vivido este tiempo de Gloria con la alegría que ha de vivir todo cristiano. Este tiempo pues me sabe a eso, a Gloria.
—¿Cree que llegamos a Jesús por María?
—María es siempre el camino que conduce a Cristo. Es un atajo seguro que desemboca en Jesús. Ella, consciente de su puesto de medianera de todas las gracias, está siempre a nuestra total disposición. Ella sirvió de enlace para que Dios bajase a nosotros y sigue siendo el acceso que tenemos los hombres para llegar a Dios. En su viaje a México recuerdo unas palabras que pronunció el entonces Papa Benedicto XVI en el rezo del Ángelus: “La verdadera devoción a la Virgen María nos acerca siempre a Jesús y esa devoción procede de la fe verdadera que nos leva a reconocer la verdadera excelencia de la Madre de Dios”.
—¿Qué les pediría en este tiempo?
—Por los parados que no encuentran trabajo, por los pobres que esperan un gesto de amor, por todos aquellos que viven su particular pasión contra tantos enconos y discordias.