MARÍA ISABEL DÍAZ ROA: "Abrí mi propio negocio cuando comenzaba la crisis"

MARÍA POYATOS
En unos tiempos tan inestables para la economía, como los que viven los españoles desde comienzos del año 2008, María Isabel Díaz Roa, huelmense natal y licenciada en Óptica y Optometría, se decidió a apostar por un proyecto empresarial: montar su propio negocio, que no solo cubriera la demanda en el campo de la salud visual, sino también dirigido a un público con necesidades auditivas. Desde marzo del año en que comenzó la crisis, María Isabel Díaz lucha diariamente por sacar adelante el comercio al que ha dedicado sus esfuerzos y todos sus ahorros.

    25 ago 2013 / 08:35 H.

    —¿Cómo ha desarrollado su vida académica desde que salió del instituto?
    —Cursé la titulación de Óptica y Optometría en la Universidad de Granada. Trabajé un año después de obtener el título y, posteriormente, viajé a Madrid para realizar un ciclo formativo de Técnico Superior en Audioprótesis, que duró dos años, con el que me saqué el título que me acredita para trabajar también en la audición, realizando adaptaciones de audífonos, por ejemplo. Desde entonces, he seguido formándome continuamente, pero más a través de cursos relacionados sobre todo con la optometría, el gabinete, la graduación, el tratamiento ocular en niños, problemas de visión binocular y de contactología, que consiste en la adaptación de lentes de contacto, no solo a nivel de la típica lentilla blanda que usa todo el mundo, sino más guiada hacia la senda de casos especiales que se puedan presentar: lentes rígidas, tratamiento del queratocono y otras patologías peculiares. Formación complementaria que he ido compaginando con mi trabajo actual. Fue un poco una mezcla entre vocación y descarte. Fue mi primera opción porque me gustaba la forma en que aunaba muchos aspectos de lo que es la rama tecnológica. Y tampoco valoré muchas opciones que llamaran más mi atención.
    —¿Y ahora a qué se dedica?
    —Ahora soy dueña del Centro Óptico Audiovisión en Huelma. El negocio consta de dos partes diferenciadas: la primera está relacionada con la óptica y la segunda con la audiología. Yo soy la propietaria y la única trabajadora. Previamente trabajé cuatro años por cuenta ajena en otras ópticas, encargándome más bien del tema de audiología. El tiempo que me quedaba libre, lo dedicaba a emplearme en la óptica y la optometría. La abrí el 8 de marzo de 2008, hace casi cinco años y medio. Era un proyecto que tenía en mente con mi pareja, pues ambos sabíamos que queríamos desarrollar nuestro futuro en Huelma. Además, aquí no se encontraba cubierto el servicio de audioprótesis, por lo que decidí irme esos dos años a Madrid para cursar el grado superior de audioprótesis. Después de sacarme el título, monté la óptica con su ayuda.
    —¿Cómo funciona el proyecto?
    —La competitividad en el sector óptico es bastante alta en Huelma, por eso pensé en diversificar el negocio, así contaba con la opción de seguir para adelante gracias al sector de la audición. La cosa, con esto de la crisis, está chunga, pero ayuda el que no haya contratado a nadie. El problema viene con la maquinaria, es muy cara y necesita un plazo pertinente de amortización. Aunque, entre unos meses y otros, la rentabilidad se va compensando y, al final, no me puedo quejar. La inversión inicial fue muy alta, pero mi familia me ayudó bastante económicamente.
    —¿El negocio ha ido renovándose?
    —Al inicio, el negocio lo abrí ofreciendo los servicios más básicos. Pero hace dos años o así, se compró maquinaria nueva para poder realizar topografías de la córnea. Pocas ópticas cuentan con este tipo de máquina tan específica, que me ha ayudado a dar un servicio mucho más personal y perfeccionado, por así decirlo. Poco a poco voy invirtiendo en nuevos aparatos. Lo que más se trabaja es lo que se hace dentro del gabinete, la graduación de la vista, pruebas binoculares y detección de patologías derivables al médico especialista. 
    —¿Algún caso especialmente extraño?
    —En la visión, igual que en el resto de las ramas de la medicina, siempre hay cosas que no dejan de sorprenderte. Recuerdo un caso de un chico que tenía problemas muy graves de mareos y demás, que se solventaron completamente con el uso de unas gafas de pequeña graduación. Te sorprende ver que grandes males se curan con un minúsculo cambio. Pero bueno, ese es el mundo de la medicina.
    —¿Cómo ve la viabilidad del futuro de este centro óptico?
    —Esperemos ir a mejor, con la recuperación de la economía. Aunque no creo que amplíe el negocio en diversificación, en otras líneas de negocio. Mi tiempo ahora se limita mucho, llevo dos ramas médicas yo sola, entonces ahora mi objetivo es centrarme más en tareas de gabinete. Tampoco contemplo contratar a nadie por ahora, tendría que aumentar mucho la rentabilidad del negocio. La demanda es bastante grande, tenemos clientes de otros pueblos, pero la absorbe rápido la cantidad de oferta óptica que hay en Huelma.
    —¿Qué tal el trato con la clientela?
    —Con ellos intento ser lo más amable posible y dar el mejor servicio. El objetivo es que vuelvan, unas veces se consigue y otras no. También confío en que el boca a boca ayude. En ocasiones, pongo en marcha campañas para llamar la atención de la gente, algunas centradas en la salud ocular y otras más en descuentos y promociones. Se nota que las ventas aumentan y que la gente responde afirmativamente a este tipo de propuestas comerciales.
    —¿Y tu experiencia como empresaria?
    —Lo voy llevando más o menos. Me ocupo más que nada de hacer cuentas, ajustando ingresos y gastos. Tienes que tener en cuenta lo que compras y estar atenta a las modas y las tendencias, porque es importante invertir en ellas aunque vayas un poco ajustada con el presupuesto. Cuento con un gestor que me ayuda con la contabilidad. Además, pertenezco a una cooperativa nacional que gestiona la compra al por mayor de material óptico, que distribuye entre sus asociados, de manera que los costes se reducen significativamente.