MARÍA ESPERANZA CARRILLO GARRIDO. "Amor, pasión y esperanza deben estar en cada persona"

Juana Pastor Rama
Ligada desde siempre al mundo cofrade, Esperanza Carrillo Garrido es camarera mayor de la Hermandad del Perdón. “Perdón, Amor y Esperanza”, hermosas palabras que dan titularidad a una de las cofradías señeras de Jaén y que parte de la parroquia de Cristo Rey. Trabaja con entrega durante el año, en las distintas actividades. Además, encuentra todo el apoyo de su marido, José Villén González, también cofrade, y sus hijas, Esperanza y Ana María. Toda su familia vivió siempre con auténtico sentido cristiano la Semana Mayor. Su padre fue padrino de bendición del Cristo del Amor y, al morir, lo nombraron Hermano Mayor honorario de la imagen. Su madre también es cofrade y su hermano,  Francisco Carrillo, vestidor de la hermandad, devoto y diputado de cultos de la Cofradía de la Expiración y vestidor de las Siete Palabras. No escatima esfuerzo alguno en su trabajo como camarera mayor porque todo lo que conlleva le da sentido a su vida. Siente el “Amor”, busca el “Perdón” y ama a la “Esperanza”, su Virgen.

    25 mar 2012 / 09:42 H.

    —¿Cuándo entró en la cofradía?
    —Llegué de la mano de mi hermano Francisco, a mediados de los años ochenta, porque, antes de salir de mantilla con la Virgen de la Esperanza, lo hacía con la Virgen de las Angustias, en la Cofradía de la Buena Muerte. Mi hermano salía de costalero con la Virgen de la Esperanza y, siempre, al regresar a casa, en la madrugada del Jueves Santo, me decía: “El año que viene tienes que salir conmigo en mi cofradía”. Así estuvimos cuatro años, hasta que le dije: “Que sí, que voy a salir en tu cofradía”. Él me hizo cofrade, pensando que solo saldría ese año para darle gusto, pero no. La Virgen de la Esperanza siempre cautiva; me hizo vivir momentos muy emocionantes e intensos durante la estación de penitencia.
    —¿Cuál es el número de cofrades?
    —Actualmente son 1.050, pero hace cinco años llegamos hasta los 1.500. El número ha bajado, sin embargo, desde hace dos años, hemos mantenido la cifra de 1.050.
    —¿En qué consiste su labor de camarera?
    —En coordinar al cuerpo de camareras y trabajar conjuntamente y en cuidar de los altares y del ajuar de la imagen. También en engalanar y embellecer las tallas para las distintas fiestas religiosas. Fomentar el culto y veneración entre las fieles hacia las imágenes. Incrementar los enseres de las tallas titulares, así como cualquier otra función propuesta por la hermandad.
    —¿Qué sentimiento le despiertan las palabras: Amor, perdón y esperanza?
    —Son tres palabras maravillosas que siempre deben estar presentes en toda persona, sea o no cristiana. Y en los cofrades, pertenezcan, indistintamente a cualquier hermandad. Como cofrade y camarera de esta hermandad, son tres palabras que debemos llevar siempre en nuestro corazón con emoción, sencillez, humildad, servicio y entrega.
    —¿Le ocupa mucho tiempo?
    —Sí, hay ciertos días y semanas que son de plena dedicación a la cofradía, por dejar a un lado la familia y porque hay mucha actividad, pero luego sientes una gran satisfacción.
    —¿Qué significa la Semana de Pasión?
    —Es la semana cúlmen para los católicos, en la que rememoramos que Cristo se entregó y murió por nosotros, que venció a la muerte y que está vivo. Como cofrade, es la semana que espero durante el año, en la que cada cofradía da una catequesis y testimonio de fe en la calle. Es el culmen del trabajo realizado durante todo un año.
    —Si tuviera que elegir un día de la Semana Santa, ¿cuál destacaría?
    —Para mí todos son importantes, aunque, si tengo que quedarme con uno, sería el Miércoles Santo, por ser el de mi cofradía.
    —¿Cómo vive la camarera mayor el Miércoles Santo?
    —Con mucha emoción, con momentos de alegría y de tristeza. Alegría al principio de la estación de penitencia, por estar de nuevo en la calle y poder dar testimonio de fe, al ver culminadas tus ilusiones. Tristeza, sobre todo, al final, cuando ves que queda poco para llegar a la iglesia y volver a tener que esperar otro año. Siento también tristeza, porque echo de menos a mis seres queridos, sobre todo a mi padre, porque a él le gustaba participar en la Semana Santa. Y es que, si hoy estoy donde estoy, en cierta medida, es gracias a él. Pido mucho por la familia, sobre todo, por mi madre, para que nos permita disfrutar de su presencia durante mucho tiempo más. Pido por los más necesitados y doy gracias por lo que tenemos en mi familia. También disfruto mucho a lo largo del recorrido, sobre todo, cuando la Virgen de la Esperanza entra por la calle Maestra, al compás de “Hosanna”.
    —¿Con qué colaboraciones cuentan?
    —Tengo mucha suerte de contar con un grupo de diez personas inmejorables, las que formamos el cuerpo de camareras. Una es elegida por el Colegio de Agentes Comerciales; dos camareras del Cristo del Amor; una de Jesús del Perdón, y seis de la Virgen de la Esperanza. Su colaboración es muy intensa, y es que el peso de las actividades recae, en algunos momentos, en el cuerpo de camareras. Puede sonar a exagerado, pero es lo que pienso.
    —¿Son muchas las necesidades que requiere una cofradía?
    —Sí, sobre todo esta cofradía, que tiene una vida muy intensa, y aún más, desde el año pasado, ya que tenemos un compromiso con el centro de día “Virgen de la Esperanza”. A ello hay que sumar los gastos ordinarios de la hermandad en lo referente a cultos, comunicación con los cofrades y mantenimiento de los enseres, así como en el engrandecimiento de su patrimonio. No contamos con ayudas actualmente, pues, la que se recibía de la Agrupación de Cofradías no la percibimos por la actual situación económica. Por ello, tenemos que sufragar todo con las cuotas, el ingreso por lotería o la feria.
    —¿Qué momento importante destacaría para todos los cofrades de la Esperanza dentro de sus actos?
    —Los días que se viven en torno a la estación de penitencia, el Miércoles Santo. Concretamente, el año pasado, por la JMJ. También el via crucis, que se realizó con la Cruz de los Jóvenes de Juan Pablo II. En él se vivieron momentos muy emotivos, y en la pasada convivencia que tuvimos con un grupo de presos en la parroquia. Podríamos describir infinidad de momentos.
    —¿Se implican los jóvenes en las cofradías?
    —Depende de la época del año en que nos encontremos, sobre todo, al aproximarse la Semana Santa y con los actos relacionados con la Vocalía de Caridad. Nuestra cofradía tiene la suerte de contar con el apoyo de los jóvenes durante todo el año, pues es una cofradía joven en general.
    —¿Un mensaje para la Semana Mayor?
    —Les animaría a seguir presentes en esta sociedad, y ahora más que nunca, ya que los católicos no estamos muy bien vistos en algunos sectores de la sociedad. Y hay tanta necesidad y gente que lo está pasando tan mal, que es cuando la cofradía tiene que estar presente con importantes proyectos de caridad. Y no olvidar los tres pilares sobre los que se asienta una cofradía: cultos, formación y caridad.
    —¿Qué hace la Cofradía durante el año?
    —Son muchas las actividades que realiza a través de sus tres vocalías: la de formación, Caridad y de Cultos. Desde la de Formación, destacan varias charlas, como la última, sobre la evangelización, que impartió nuestro capellán, Juan García Carrillo.