MARÍA ELENA MARTÍNEZ DE DIOS: “Me dicen que soy valiente por ser la única mujer taxista”
Juana Pastor
Es una mujer inquieta, luchadora y trabajar fue siempre su objetivo, aunque reconoce las limitaciones que tuvo a la hora de acceder a puestos de trabajo, al haber abandonado sus estudios muy joven. No obstante, quiso abrirse camino —no sin esfuerzo y tesón— en el mundo laboral y hoy es la primera mujer taxista en nuestra capital.

Es una mujer inquieta, luchadora y trabajar fue siempre su objetivo, aunque reconoce las limitaciones que tuvo a la hora de acceder a puestos de trabajo, al haber abandonado sus estudios muy joven. No obstante, quiso abrirse camino —no sin esfuerzo y tesón— en el mundo laboral y hoy es la primera mujer taxista en nuestra capital.
—Se siente orgullosa de su familia y reconoce lo importante que es, ¿no es así?
—Por supuesto, siempre están ahí apoyándome en todo y echando una mano cuando los necesitas. Adoro a mis padres, Ricardo y Carmen de Dios; mi hermano Ricardo; mi marido, José Manuel Abril, y, especialmente, a mi niña María Elena Abril Martínez; ella es el motor de mi vida.
—Es muy joven y recuerda sus años de infancia con especial cariño y sus vivencias por los distintos barrios de Jaén donde residieron sus padres, ¿no?
—Nací en plena primavera un 25 de abril de 1979. Hasta los 3 años, vivimos en el barrio de Peñamefécit, en la calle Bilbao. De esta primera etapa la verdad es que recuerdo menos pues era muy pequeña. Más tarde, nos mudamos al barrio de la Glorieta, donde vivimos en la calle Villacarrillo; lo cierto es que tuve una infancia muy bonita, cuando los niños jugábamos en la calle y nos tirábamos la tarde entera pasándolo bien sin miedo a los coches ni peligro alguno, fueron unos años preciosos.
—¿Recuerda su primer colegio?
—¡Por supuesto! Estudié en Cardenal Marcelo Spínola, situado en la carretera de Jabalcuz en la Glorieta. Empecé con 4 años los antiguos parvulitos y terminé la EGB en octavo curso. Era un colegio religioso y exclusivamente femenino. Poco después de yo terminar lo hicieron mixto. Buenos recuerdos y buenas compañeras de colegio, llevábamos “baby” de cuadritos blancos y azul y usábamos uniforme. Cuando terminé el colegio, pasé al antiguo BUP pero fue un cambio grande de un colegio religioso a un instituto mixto. No es excusa pero no aproveché mi oportunidad, en segundo abandoné el instituto y, poco después, me puse a trabajar.
—Antes de dedicarse a esta profesión ¿qué otros trabajos desempeñó?
—Después de dejar mis estudios comencé a trabajar, pero al no tener titulación alguna, aspiraba a poco. Primero estuve en un supermercado de cajera, pero cuando terminé mi primer contrato me despidieron. Unos meses después, comencé a trabajar en una casa para cuidar a un niño pequeño de 3 años, se llama Álvaro, más tarde aumentó la familia y seguí cuidando de Álvaro y Darío. Estuve 8 años en esa casa y aunque no son mis hijos le podría decir que los quiero como si lo fueran. Aún mantengo buena relación con ellos y cuando podemos nos vemos y pasamos un tiempo juntos.
—¿Cómo compagina en la actualidad la familia y el trabajo?
—Es cuestión de programarse, aunque, por supuesto, contando siempre con la ayuda de los tuyos. Mi marido me hace fácil esta labor. Nos casamos en 2003, después de 7 años de noviazgo, vivimos en un piso en el Polígono del Valle que reformamos y lo pusimos nuevo. Al trabajar los dos, decidimos comprarnos un chalet en la urbanización Valparaíso. Poco a poco, fuimos reformándolo y, en él pasábamos los meses de verano, hasta que decidimos acondicionarlo para trasladarnos definitivamente al campo porque nos gustaba más. Aunque tengo mi nueva residencia recordaré siempre la zona de “la Glorieta” con especial cariño, sigo perteneciendo al mismo centro de salud y con la misma doctora, creo que nunca dejaré el barrio, también, porque allí viven mis padres.
—¿Cuándo deja la atención a estos niños para afrontar un nuevo trabajo?
—En septiembre de 2008 aunque nunca lo deje del todo, porque esos niños son una parte importante de mi vida. Ya estaba embarazada y tuve que asumir otras responsabilidades. En 2009 nació mi niña, uno de los mejores regalos de mi vida, ya tiene 10 meses y es un terremoto que nos tiene locos, con ella me vino este nuevo trabajo. El día 1 de enero de 2010 comencé a ejercer de taxista, mi actual profesión.
—¿Por qué elige la profesión de taxista?
—Fue un poco por casualidad, yo estaba en paro y mi marido se estaba preparando el examen para taxista. Él fue el que me animó para que me preparara. Él se examinó y aprobó, me convenció que era fácil y empecé a trabajar para la siguiente convocatoria que salía en octubre de 2009; también aprobé. En diciembre de ese mismo año, Antonio Arias Muñoz, primo de mi marido, se quedó sin chófer, y no dudó en ofrecérnoslo a nosotros. Mi marido no aceptó puesto que él tiene su trabajo y, tras pensarlo, acepté y así comencé el 1 de enero de 2010. Una de las razones de pensarlo más fue mi bebé que, para entonces, tenía 7 meses. Me costó mucho que me la aceptaran en una guardería.
—¿Con qué dificultades principales se encuentra en su trabajo?
—La principal, como la de cualquier taxista, es el tráfico y las obras, que son bastantes.
—¿Es la única mujer taxista en Jaén?
—Actualmente sí soy la única mujer en esta profesión. Parecía ser sólo de hombres, pero ya la mujer se está incorporando a todo trabajo y esto es positivo. También en nuestra ciudad se puede comprobar que son varias las conductoras de autobús.
—¿Qué opinión tienen sus compañeros de usted como taxista?
—Creo que buena, me han recibido muy bien, pero mejor sería que le preguntara a ellos. Sí me consta que son buenos compañeros y si preciso de su apoyo, sé que cuento con todos, pues tenemos que compartir muchas horas de trabajo.
—¿Cuál es su horario?
—Mi jornada de trabajo es de lunes a domingo, pero tengo un día de descanso, normalmente el sábado, así disfruto más de mi niña. Mi horario depende de la guardería de María Elena, por la mañana, la dejo a las siete y media . Luego sobre las cuatro, dejo el coche y corro a recoger a mi hija. La verdad que Antonio me ha dado mucha facilidad en el horario y eso es de agradecer. Algunos días que mi padre está de descanso recoge a la niña sobre las dos y hago el cambio con Antonio. Los fines de semana o festivos se queda con mi marido o mis padres.
—¿Ha recibido alguna queja de clientes?
—No, la gente es muy amable y comprensible. Si tengo alguna dificultad, sin dudarlo, me echan una mano, hasta ahora no he recibido ninguna queja y espero que siga así; es más fácil trabajar con buena armonía. La gente de Jaén es extraordinaria.
—¿Qué aconseja a las personas que cogen su vehículo para circular por la ciudad haciendo trayectos cortos?
—Les aconsejo que cojan el transporte público, que es mejor para ellos y para la fluidez del tráfico, porque según cómo está Jaén de obras, un trayecto corto se convierte en interminable. Hay pocos aparcamientos y al final tardan mucho más dando vueltas y seguro que les resulta más caro.
—¿Se extrañan las personas al llamar el taxi al ver a una mujer conduciendo?
— Un poco, sobre todo. al principio. Poco a poco me van conociendo por haberse montado conmigo o por boca de alguien, aunque creo que les resulta una sorpresa grata y alaban que conduzca una mujer, que ya era hora, dicen que soy muy valiente.