MARÍA DEL MAR BELLIDO. "Las gorditas también tienen derecho a vestir de flamenca"

María José Ortega
Cuando las medidas sobrepasan el trío numérico de la perfección, 90-60-90 y la talla de un pantalón “baila” entre una 56 y una 70, salir de compras se convierte en una auténtica odisea. Modas Mar Bellido es una tienda peculiar, poco frecuente, porque de sus percheros penden ropas con medidas aún consideradas como “especiales”. El negocio nació de las desventuras por las que tuvo que pasar la madre de María del Mar Bellido en el interior de los probadores. De este desencanto surgió, hace 14 años, el impulso para crear un comercio que por entonces fue el primero de Jaén y de la provincia.

    14 ago 2011 / 10:42 H.

    —¿Cómo fue la respuesta de un negocio prácticamente desconocido en Jaén?
    —Tuvo muy buena acogida. Durante los tres primeros días  tuvimos que cerrar las puertas porque no cogía más gente en la tienda.  Fue algo impresionante. Recuerdo que estábamos cuatro personas atendiendo pero no dábamos a basto porque solo había dos probadores. Es cierto que puedo decir que hace catorce años fui la primera tienda en Jaén y en la provincia en tallas grandes. Decidí ir a la aventura, estuve en una feria de muestras, encontré un fabricante, de ahí pasé a otro y así fui creciendo y creando mi propia lista de fabricantes. La idea surgió de la noche a la mañana. Pensé siempre en positivo y pensé que si iba mal, liquidaría la tienda para no tener grandes pérdidas.
    —¿Por qué decidió arriesgarse con el sector textil especializado en tallas grandes?
    —El hecho de que yo me decidiera a montar un negocio textil especializado en las tallas grandes fue porque mi madre estaba un poco gordita y nunca encontraba ropa. Era todo un dilema. Cuando llegaba el verano, siempre nos teníamos que ir en vacaciones a Málaga a comprarle ropa. Por entonces, en Jaén no había ropa de tallas grandes, podías encontrarte alguna falda o una blusa, pero siempre eran del mismo estilo y tenías que conformarte con lo que había porque no había apenas variedad.
     —¿Por qué el comerciante textil no quiere arriesgarse con este tipo de negocio ?
     —Lo cierto es que los fabricantes o las tiendas normales se quedan en una talla 50, porque a partir de ahí se añade un suplemento. Entonces los comerciantes lo que no querían era pagar ese suplemento que se cobra de más. A partir de la 44 se considera talla grande. Es decir, desde la 46 hasta la 50 hay un precio, desde la 50 hasta la 58 otro distinto y así hasta la talla 70. El precio se incrementa un 20 por ciento más, por eso a las tiendas no les interesa traer tallas superiores a la 50. El motivo de que las grandes superficies textiles no tengan tallas grandes es que pretenden evitar pagar ese 20% y, otras veces, hasta casi un 40% porque lo que realmente vale son los largos, y en tallas grandes se pierden mucha tela. Por eso los fabricantes cobran más porque los trozos de tela que se desperdician tienen que tirarlos. Además, los diseños se tienen que trabajar más, porque las señoras o chicas más gorditas con todo no se ven bien.
    —¿Qué puesto ocupan los diseñadores españoles en tallas grandes?
    —Los españoles somos aún los últimos, aunque ya tenemos muchos diseñadores muy buenos. Pero la cuna de las tallas grandes siempre ha sido el extranjero. Los alemanes son los que están a la cabeza, porque son los pioneros en tallas grandes. Nosotros compramos a fabricantes alemanes, italianos, franceses y españoles.
    —¿Qué cambios más significativos ha sufrido la moda para “chicas XXL”?
    —El estilo de ropa en estas tallas ha cambiado muchísimo. Antes la ropa que existía era solo para gente mayor y ahora sí se puede encontrar la misma ropa que hay en las grandes superficies.  Una chica joven más gordita tiene el mismo derecho de ponerse ropa moderna que otra más delgada, y ahora tanto los diseñadores como los fabricantes están más concienciados de eso. Por ejemplo, en mi tienda, cuando yo empecé, no tenía el tipo de ropa que actualmente vendo. Comencé con ropa más normal, como vaqueros o conjuntos juveniles, luego encontré un fabricante de trajes de chaqueta en tallas grandes, después me especialicé en madrinas. Al principio, me tuve que adaptar a lo que había porque tampoco existían muchos fabricantes, por lo que la evolución ha ido en paralelo. De hecho, en Jaén llegó un momento en el que hubo hasta siete tiendas de tallas grandes. Actualmente abarco todo, desde moda juvenil, sport, madrina, de calle y ahora la nueva sección que son los trajes de flamenca porque las “gorditas” también tienen derecho.
    —¿Qué criterio sigue a la hora de llenar los percheros de su tienda?
    —El muestrario lo solemos ver entre mi madre y yo. Es una manera muy curiosa de seleccionar los modelos, porque yo cojo, con la edad que tengo, lo que me pondría si tuviera 50 kilos más y mi madre, que tiene otra edad, escoge lo que ella se pondría. Entonces siempre acertamos porque tenemos una línea juvenil y otra de señoras maduras.
    —¿Cree como profesional en el sector que, al final, las modas siempre vuelven?
    —Sí, las modas siempre vuelven. Es como un gran saco de ropa que se va llenando poco a poco y, cuando ya está lleno, le das la vuelta, lo vacías y lo primero que coges es lo que se vuelve a llevar. Son los diseñadores los que marcan la moda. Luego la gente no se pone todo lo que se lleva porque no a todo el mundo le queda bien.
    —¿Alguna anécdota curiosa que recuerde a lo largo de estos 14 años?
     —Me han pasado muchas cosas curiosas, a veces pienso que tengo una cámara oculta. Una vez una señora entró para comprarse un traje cuando estaba embarazada de tres meses y luego volvió al cabo de los ocho meses para preguntarme qué podía hacer con el vestido que compró y que se le había quedado pequeño. 
    —Con la crisis, ¿qué precio marca la etiqueta en los vestidos de talla grande?
    —Los vestidos de tallas grandes están quizá ahora más baratos que antes. Como no hay tanta demanda, los fabricantes han bajado los precios. Hoy en día, tengo trajes que están más baratos que hace diez y doce años y, sin embargo, antes la gente no los veía caros y ahora sí, ahí es donde te das cuenta de la circunstancias.
    —¿Alguna “virtud” que tenga Modas Mar Bellido que marque la diferencia?
    —Somos muy profesionales. En los 14 años, nadie se me ha quejado de los arreglos de ninguna prenda. Y es curioso porque, hoy en día, casi todo el mundo ha tenido una mala experiencia en un negocio textil. Siempre ha habido alguien que puede contar algún percance con los arreglos.
    —¿Tiene perspectivas de ampliar el negocio en un futuro próximo?
    —La verdad es que tengo en mente, desde hace algún tiempo, un proyecto pero aún no quiero revelarlo. En el futuro sí me gustaría abrir otro negocio relacionado con lo mismo pero de otra cosa.