MARÍA DE LOS ÁNGELES MORALES SOTO. "Un traductor da significado cultural, no es un diccionario"
Ana Domínguez Maeso
María de los Ángeles Morales Soto nació en Jaén en la primavera del año 1981, en una familia donde es la mayor de dos hermanas. Su padre es madrileño y su madre, de Orcera. Sus abuelos maternos siempre vivieron en el pueblo y ella desde muy pequeña los visitaba los fines de semana, de ahí nace su gran amor a la sierra y su entorno. De hecho, se declara una “jiennense de pura cepa”.
María de los Ángeles Morales Soto nació en Jaén en la primavera del año 1981, en una familia donde es la mayor de dos hermanas. Su padre es madrileño y su madre, de Orcera. Sus abuelos maternos siempre vivieron en el pueblo y ella desde muy pequeña los visitaba los fines de semana, de ahí nace su gran amor a la sierra y su entorno. De hecho, se declara una “jiennense de pura cepa”.
—¿Cómo se desarrolló su infancia?
—Mi infancia ha estado muy vinculada al mundo de la música por el negocio de mis padres. Siempre, tanto mi hermana como yo, hemos intentado colaborar con ellos, en todo lo que hemos podido y, por lo tanto, he vivido en ese ambiente de música, cine y vídeo juegos, los mejores años de mi vida. Mi hermana es seis años menor que yo y recuerdo sus primeros años con un cariño especial. A mí todo el mundo me conocía como Mari Geli, la niña de Pepe el de Pioneros. Esto ha influido tanto en mi formación y me ha servido de ayuda para forjar mi carácter. La música y el cine han estado siempre presentes en mi vida, igual que la literatura, aunque ahora no tengo prácticamente tiempo para dedicarme a ella.
—¿Qué estudios ha realizado?
—Soy traductora. Estudié Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada, donde estuve viviendo cinco años. Fue para mí una experiencia muy gratificante pues me hice independiente, aunque estaba muy cerquita de mi casa y venía todos los fines de semana, con dieciocho años esto te ayuda a madurar y a valerte por ti misma. Por supuesto, la formación universitaria me ha servido para poder tener un horizonte laboral bien definido.
—¿Cómo es su vida familiar?
—Estoy casada y tengo un hijo de tres años, que se llama Pablo y es lo mas importante de mi vida. Intento por todos los medios que mi trabajo interfiera lo menos posible en mi relación con él, por la mañana está en el cole, pero, sobre todo, procuro dedicarle las tardes que me son posibles por mi trabajo ya que es, ahora mismo, mi prioridad absoluta. Tengo que decir que tengo el total apoyo de Javi, mi marido, colabora a partes iguales conmigo, tanto en las actividades de la casa, como con el niño, sin su apoyo y, por supuesto, el de mis padres, que me ayudan mucho, no podría llevarlo a cabo.
—¿Trabaja entonces como traductora?
—Aunque es un lujo en los tiempos que corren, compagino dos trabajos. Soy gestora de emergencias en el 112 de Andalucía, donde empecé a trabajar recién acabada mi carrera, concretamente, al día siguiente de mi último examen en la facultad. En principio, era algo provisional, pero me llena totalmente y ha conseguido que me sienta capaz y realizada, aunque algunas veces resulta muy duro abordar las emergencias y las situaciones extremas que se presentan. Encontré un gran equipo humano que se han convertido, además de en compañeros, en grandes amigos. Por otra parte, hace unos meses, decidí ponerme el mundo por montera y abrí una empresa de traducción. Es una empresa virtual, donde se realizan todo tipo de traducciones e interpretaciones y atendemos congresos y seminarios. Damos formación y se traducen todo tipo de documentos para empresas, para asuntos de investigación y, sobre todo, con la Universidad de Jaén, ya que traducimos artículos científicos para los diferentes departamentos. En realidad para cualquier ámbito, la globalización nos obliga a ello. Hoy en día no basta con conocer un idioma, sino que hay que saber “traducirlo”. A mí me gusta denominarlo como interpretador de otras culturas, ya que un traductor no es un diccionario, que busca el significado de las palabras, para eso en internet podemos encontrar, todo lo que queramos. El traductor necesita una preparación extra, para entender el significado cultural de los textos.
—¿Su trabajo tiene una relación muy directa con el cliente?
—Efectivamente, aunque eso no implica el contacto físico. Tenemos clientes de cualquier parte del mundo y, gracias a las nuevas tecnologías, este contacto se realiza virtualmente, vía mail y teléfono, dando un servicio integral a sus necesidades, sin necesidad de desplazamientos. Este sistema ahorra muchos costes y da la posibilidad de ampliar mucho el mercado.
—¿Dónde está localizada su empresa?
—Al ser una empresa virtual, nos comunicamos a través de una página web (www.traduccioenesmms.es). Ahí tenemos teléfonos de contacto, realizamos presupuestos individualizados sin compromiso e intentamos dar la mejor atención al proyecto a realizar. Los tiempos de entrega de trabajos son a tenor de las necesidades de los clientes. Realmente, esto ha sido una aventura, pero para mí, comenzar esta andadura como joven emprendedora está resultando muy gratificante. Me da la oportunidad de trabajar en lo que me gusta. Estudié una carrera y ahora puedo ejercerla libremente, sin necesidad de haber tenido que realizar una inversión económica fuerte. Al ser una agencia virtual el coste del alquiler te lo ahorras y, además, en caso de necesitar una entrevista personal con el cliente, dispongo de la colaboración de mi padre, que me cede el despacho de la tienda.
—¿Cómo colabora el resto de su familia en esta actividad?
—Ya he comentado la gran ayuda que recibo de mi marido. Para mí, es un pilar importante donde apoyarme, la conciliación familiar en cuanto al niño es prioritaria, pero mi madre me ofrece toda su colaboración y ahora hago buena una frase que en su día causó en mí un gran efecto: “Nunca supe lo que me querían mis padres hasta que no tuve mi primer hijo”. Mi hermana ha significado siempre algo muy especial para mí, hemos compartido todo tipo de experiencias juntas y, a pesar de los seis años de diferencia en edad que nos llevamos, añoro cada día no poder tenerla cerca. Ella ahora trabaja en Madrid y no nos vemos todo lo que desearíamos.
—¿Cómo utiliza su tiempo libre?
—Tengo muy poco, pues en el 112 tengo turnos, pero, principalmente, se lo dedico a mi hijo, y como me gusta leer, escuchar música y el cine, aprovecho las noches, después de acostar a Pablo, para compartir con Javi una buena película en casa o disfrutar de la lectura de un libro. Salimos con amigos los fines de semana que no trabajo y viajamos siempre que podemos.
—¿Qué aconsejaría a los jóvenes que quieran comenzar su periplo profesional?
—Han de ser valientes. Trabajar por tu cuenta es una decisión muy seria, debes contar con la ayuda de tu entorno, familia, pareja, para sentirte apoyado, pero aconsejo intentarlo, que por esto no quede, pero siempre teniendo en cuenta no embarcarse en algo que supere tus posibilidades. Comenzando desde abajo y poco a poco, seguro que se alcanza el objetivo marcado.