MARÍA DE LA PAZ DÍAZ UCEDA. "Me decanto por el paisaje, el de olivos, que es muy nuestro"
MARIAM LÓPEZ
Su nombre refleja lo que su persona transmite: paz, que contrasta con la fuerza del colorido que envuelve sus olivos, bella estampa entre lirios, girasoles o espigas. No pierdan la oportunidad de conocer la obra de esta gran pintora.

Su nombre refleja lo que su persona transmite: paz, que contrasta con la fuerza del colorido que envuelve sus olivos, bella estampa entre lirios, girasoles o espigas. No pierdan la oportunidad de conocer la obra de esta gran pintora.
—¿Cuándo nace su interés por la pintura?
—Mi interés por la pintura existe desde niña, siempre me había gustado pintar. Dibujaba retratos a las compañeras de clase en el colegio, figuras de animales en movimiento y paisajes a lápiz y carboncillo. Cuando tuve que decidirme por una carrera, entre las pocas que se cursaban entonces en Jaén, elegí Magisterio y, en la asignatura de dibujo, a cargo del extraordinario profesor don Miguel Ayala, pude conocer el dibujo lineal y diferentes técnicas creativas, como plumilla, acuarela, gouache, carboncillo y tiza, lápiz y grafito, lápices de colores y aerografía, entre otras.
—¿Cómo continuó su andadura por la pintura?
—Algunos años después, ya terminada la carrera de Magisterio y mientras preparaba las oposiciones, para entretener las tardes oscuras del frío invierno, dibujaba sobre cristal a rotring y laca de bombillas. Después vino el experimentar con retratos a pastel, sanguinas y carboncillos. Combinaba la maternidad, mi trabajo como maestra por innumerables pueblos de Jaén y mis estudios en el Conservatorio de Música de Jaén con mis clases de pintura en el Taller de Óleo de la Universidad Popular, a cargo de mi entrañable profesor Francisco Quero (ya fallecido), en donde trabajé la técnica del óleo sobre lienzo, dibujando bodegones y paisajes, sobre todo, de olivos con un matiz realista, durante tres años. Después inicié una época autodidacta, en la que estuve experimentando diferentes formas de trabajar el paisaje y el retrato. Es así que mi obra va experimentando un profundo cambio que pasa por entremezclar técnicas que se nutren del Expresionismo, Impresionismo y NaÏf. Tras preparar mi primera exposición individual, la que me llevó varios años de trabajo, decidí incorporarme al taller de pintura de un gran maestro en Jaén, Luis Cruz, de quien sigo aprendiendo durante cuatro años más.
—¿Cuál es el motivo principal de su obra?
—En general, me decanto por el paisaje, el paisaje de olivos. Pintar el olivo me relaja mucho y, luego, me encanta pintarlos porque es un árbol muy nuestro, muy de nuestra tierra. La magnitud de los campos de olivos es algo maravilloso. Pasear por un campo de olivos o recorrer kilómetros de carretera viéndolos y, de pronto, verlos desaparecer para adentrarte, por ejemplo, en las llanuras castellanas, te hace tener conciencia de que el olivo es algo muy nuestro. Las hojas plateadas del olivo al amanecer o las puestas del sol son una estampa bellísima para pintar. Sí tengo que decirte que mis paisajes de olivos son muy raros, algo especiales tanto en el día como en la noche, azules muy intensos mezclados con amarillos; en las puestas de sol, el olivo entre los rojos. Uso mucho los colores anaranjados, en general, los fuertes, no el típico paisaje de olivos en tonos suaves, mi tendencia es un poco extravagante en ese aspecto. Actualmente, estoy cambiando un poco de paisaje porque, viajando fuera de Andalucía, estoy descubriendo el contraste de nuestra tierra con el paisaje castellano de llanuras inmensas, donde pueden pintarse bellísimas puestas de sol. Todo eso no quita que el retrato a pastel y carboncillo, sea a la par, muy importante y destacable en mi trabajo.
—¿Cuáles son las características más significativas de su obra?
—Creo que el color. En mis lienzos se ve un gran abanico de colores y tonos fuertes que rompen las normas clásicas establecidas, llenando de luz, color y energía los lienzos y dejando entrever una admiración profunda por Van Gogh, Monet, Renoir y los grandes maestros impresionistas en general. Me encanta mezclar los colores sobre el lienzo, utilizando este directamente como paleta en la que, a veces, juego con los colores de forma pura y sencilla. El óleo permite jugar con él sobre el lienzo, porque tiene un proceso de secado bastante lento.
—¿Qué experimenta ante un lienzo virgen, sobre el que tendrá que trabajar?
—Yo recuerdo la sensación que tuve la primera vez que cogí un lienzo. Era miedo y muchas ganas de pintar, pero miedo porque piensas que vas a romper el lienzo, que no vas a saber. Pasada esa frontera es fascinante estar frente a un lienzo en blanco, porque puedes plasmar en él lo que quieras, pintar y dejar volar la imaginación. Mientras pintas un cuadro es curioso que te surgen mil ideas para otro y, en mi caso, suele ocurrir que esté pintando varios al mismo tiempo, porque la inspiración te lleva de uno a otro.
—¿Alguna exposición?
—Sí, ya en la Universidad Popular mostré algunos de mis trabajos en las exposiciones colectivas de años como 1999, 2000 y 2001. Entre tanto, decidí preparar el trabajo para mi primera exposición individual en el Patronato Municipal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Jaén, el ntiguo Casino de Artesanos, en octubre del año 2003, con el título “Un mar de olivos”. Con anterioridad, había expuesto parte de mi obra en la Casa de la Cultura de Calpe (Alicante), en el verano de 2002. También he tenido expuestos algunos de mis cuadros en varios comercios de Jaén capital. Otras exposiciones colectivas en las que he participado han sido en los años 2004 y 2005 Arte Total, en la Institución Ferial de Jaén. Actualmente, preparo mi próxima exposición para mayo de 2012 en la Sala de Exposiciones del Centro Nicolás Salmerón del Ayuntamiento de Madrid, donde quedáis todos invitados para San Isidro. Se trata de un trabajo en el que estoy poniendo mucho esfuerzo y entusiasmo, así como una gran ilusión. La temática está dirigida hacia el paisaje de olivos y el castellano.
—¿Algún premio?
—Sí, en el año 2009 recibí el segundo premio del Concurso de Pintura del Complejo Hospitalario de Jaén. Fue por mi cuadro titulado “Ilusión de olivo centenario”.
—¿Qué agradecería?
—A mis padres, la vida. A mi madre, su amor incondicional y su dedicación y entrega a la familia. A mi padre, ya ausente, su ímpetu en el trabajo y su entusiasmo por la vida, optimista incansable. A mis hijos, que me dan una razón cada mañana para seguir luchando por la vida. A mis perritos, que me han acompañado en tantos momentos de soledad y también de alegría. A mis hermanos y hermanas, estar siempre presentes en mi vida. Los buenos ratos compartidos con mis compañeros de Panaceite y deseo seguir compartiendo. A la persona que ha hecho realidad mi sueño de exponer en Madrid, por creer en mí y ser mi inspiración y un amigo incondicional. En general, a mis amigos y a todas las personas que a lo largo de mi vida han compartido parte de mi camino y espero que lo sigan haciendo muchos años.