MARÍA CANTOS ALCÁZAR: "No cejamos en el empeño de conseguir un instituto"
Mariam López Ruiz
María Cantos es un ejemplo de persona que ama a su ciudad y, especialmente, a su barrio de San Juan. Lleva 10 años en la Asociación de Vecinos Torre del Concejo. Lucha para que su barrio luzca como uno de los más bellos del casco antiguo, para que sea transitable, limpio, seguro y turístico, porque hay bellezas arquitectónicas en él que deben ser reconocidas. Ella trabaja como nadie por ello y todos debemos unirnos en su batalla. Gracias, María.

María Cantos es un ejemplo de persona que ama a su ciudad y, especialmente, a su barrio de San Juan. Lleva 10 años en la Asociación de Vecinos Torre del Concejo. Lucha para que su barrio luzca como uno de los más bellos del casco antiguo, para que sea transitable, limpio, seguro y turístico, porque hay bellezas arquitectónicas en él que deben ser reconocidas. Ella trabaja como nadie por ello y todos debemos unirnos en su batalla. Gracias, María.
—¿Cómo y por qué llega a la Asociación de Vecinos Torre del Concejo?
—Nací y me crié en el barrio de San Juan. Al terminar Derecho, por motivos laborales, me fui de Jaén y volví en 2003. Me entró la inquietud por cambiar las cosas, porque me di cuenta de la diferencia que había entre nuestra capital y otras ciudades en las que yo había residido, que tenían una calidad de vida y de ciudad distinta en cuanto a limpieza, seguridad, tráfico, infraestructura, etcétera. Eso me hizo pensar por qué Jaén no podía ser igual. Por ello me involucré con la asociación de mi barrio y entré en la junta directiva. Fui nombrada presidenta. Las formas de trabajar por la ciudad que quieres, tu ciudad, estaban muy limitadas y pensé que la asociación podía ser una buena vía. Al entrar, ves las carencias que padecen las asociaciones y tu barrio, en el que hace falta más colaboración. Pensé que era el momento de actuar por el interés común del barrio. Cuando llegué, no existía una distinción entre La Magdalena y San Juan, que parecía un apéndice del anterior. Mi lucha se volcó en que tuviera su identidad propia como barrio, con un espíritu propio. Me siento orgullosa de que ya se distinga y se conozca públicamente que existe “Torre del Concejo” y un barrio con personalidad propia.
—¿Cuáles eran las necesidades más importantes cuando entró?
—Yo diría que las necesidades eran todas, y siguen siendo casi todas. Los objetivos principales pasaban por ser realistas y había que fijarse unos muy concretos. En su momento, eran la adecuación de las calles Martínez Molina, Almendros Aguilar, el Aparcamiento y el APA III. Actualmente, en Martínez Molina, dentro de lo que cabe, se subsanó el problema. Faltó el asfalto impreso, pero considero que la obra está muy bien hecha. La intervención costó sudor y lágrimas a esta asociación. Duró tres legislaturas con distintos partidos políticos. Recuerdo la lucha con cada uno de ellos para hacer efectivas las obras. Esto refleja nuestra total neutralidad. Otro objetivo era la calle Almendros Aguilar. Hay un compromiso del Ayuntamiento para rehabilitar, este año, su sistema de canalización y pavimentación. Y en cuanto al aparcamiento, también tiene buenos visos. Hemos descartado que se construya a expensas de una entidad pública, pero sí puede hacerlo una privada. Lógicamente, necesita de una colaboración pública, algo que ya estamos obteniendo desde las distintas administraciones públicas. Aun así la promoción será privada.
—Si lo anterior eran las prioridades, ¿qué cree que queda por hacer?
—Los objetivos que se han quedado en el camino son, por ejemplo, el proyecto del Museo del Aceite de la Calle Elvín, pero hay que ser consciente de la situación económica. Hay otras prioridades en el barrio, y, sin dejarlo en el olvido, el museo tendrá que esperar a que vengan mejores tiempos. Hay otras necesidades, como la seguridad, la limpieza y que no haya filtraciones en las viviendas, entre otras. Dejo para el final, nuestro proyecto más importante, el APA III, que contempla la construcción de un instituto de enseñanza para el barrio. En un principio, se pensó en otras ubicaciones de la zona, pero, finalmente, se fijó en un solar de San Andrés con el voto positivo de los tres partidos políticos. No cejamos en el empeño porque no puede permitirse que, en la actualidad, haya jóvenes del casco antiguo que deban desplazarse a estudiar a la otra punta de Jaén sin tener siquiera transporte público.
—¿Se interesan los socios en participar activamente en el movimiento vecinal? ¿Hay muchos miembros en la asociación?
—En un colectivo, el número de socios y su interés por las actividades que organiza depende de la propia asociación. Si esta no hace nada por sus miembros, nadie acudirá. Sin embargo, si sienten que se les da apoyo, les facilitas actividades y se sienten aconsejados y ayudados en las necesidades que te plantean, permanecen y atraen a otros socios. Hay que tener en cuenta que, para los socios, el primer lugar de referencia es su asociación de vecinos. Por ejemplo, en esta sede se están dando muchas actividades, que, creo, suplen carencias de esta zona de la ciudad, entre ellas, la formación académica a menores del barrio y actividades de ocio, como el pilates. También cuentan con asesoramiento jurídico, entre otras cosas. En cuanto al número de socios, nosotros contabilizamos por número de familias y no individualmente, por lo que si, actualmente, están alrededor de 120 familias con un mínimo de tres miembros, pues es una de las asociaciones con más socios según la clasificación municipal.
—¿Son exigentes los vecinos con la Asociación de Vecinos Torre del Concejo?
—Sí, pero cuando ven que se lucha para que se arregle una calle, se mejore la limpieza, etcétera y te ven luchando por ello en los distintos medios, todo cambia. Te reconocen por la calle. En ocasiones, te animan en tu trabajo y, otras veces, te reclaman nuevas necesidades. Y eso siempre es bueno, porque una persona que se hace responsable de un barrio, lo es para lo bueno y para lo malo. Lo que pasa es que, muchas veces, los vecinos no saben el trabajo que hay detrás de una mínima reivindicación, como poner un pinete o una barandilla, la cantidad de trámites que esto conlleva y la cantidad de personas con las que hay que hablar para conseguirlo.
—Recientemente, se han renovado los cargos de la junta directiva de “Torre del Concejo”, ¿qué novedades hay?
—Siempre he tenido un claro objetivo. Unir al barrio, levantarlo, darle su personalidad y realzar todo lo que es característico de la zona. Unas de las iniciativas que tengo es realizar una colaboración más estrecha con la Cofradía del Santo Sepulcro y, por ello, he incorporado como vocal de Juventud a una persona que está dentro de la junta de gobierno de la misma y que se encargará de acercar la juventud al movimiento vecinal. De la misma manera, se han creado vocales para sectores como mayores, comercio, ayuda social, etcétera. En este sentido, las necesidades de una asociación crecen y hay que saber repartir competencias para que, si viene una persona con una necesidad concreta, haya un miembro del colectivo que trate específicamente esta necesidad o, al menos, sepa dónde derivarlo. Por eso, confío mucho en la nueva junta directiva. Considero que está muy preparada.