Marca España
No se cansó de repetir el PP que la huelga general no ayudaba en nada a la imagen de España. Que no había motivos, y si los había teníamos que hacer acto de constricción cristiana. En tiempos difíciles somos los ciudadanos normales quienes debemos arrimar el hombro, si es que nos queda fuerza para ello. Y por una vez lleva razón el PP.
Lo que de verdad ayuda a España son las infinitas colas en oficinas de empleo, comedores sociales abarrotados, una sanidad a la deriva, generaciones de jóvenes sin poder soñar con un futuro que ya no parece posible; miles de pequeños comercios vacíos, hoteles a menos de la mitad de su ocupación. Lo que realmente apoya la imagen de España en el exterior es un ministro de Educación desbocado en sus declaraciones y pernicioso en sus intenciones. Una ministra de Trabajo que ve esperanza cuando aumenta el desempleo. Un ministro de Justicia que entiende que para que el ciudadano no recurra, lo mejor es que le cueste una pasta. Un ministro de Economía cuyo único objetivo es sanear la banca, además con conocimiento de causa, no olvidemos de donde viene. Cierto es que todo esto es lo que pondrá la marca España en valor. Ningún multimillonario pondrá en duda que en España se hacen las cosas conforme a unos únicos intereses, los del capital. Ahora bien, el PP legisla en aras de nuestro bien según millones de ciudadanos que lo votaron. Ahí se encuentra la gran dicotomía de lo que queremos para España. Hemos pasado de brotes verdes a verde esperanza. Total, tiempo perdido.
Agente ferroviario
Manuel Pérez Perálvarez