Manual para los políticos
Dicen que a nadie le dan un manual cuando se es padre. Supongo que criar a un hijo no debe ser nada fácil. Noches en vela apaciguando llantos, calmando enfermedades o soportando el “vacile” de quien sabe cómo meterse al progenitor en el bolsillo son algunas de las pruebas de fuego. Y, por si fuera poco, luego está la llegada al colegio. En este caso, creo que, más que los menores, los problemáticos son los mayores. Sino que se lo digan a los representantes del Ampa del “Santo Domingo”.
Están hasta la coronilla. Así se sienten al verse en mitad de una pelea surrealista entre Ayuntamiento y Junta, enzarzados por saber si la “mágica” licencia de obras está en el departamento adecuado. Y mientras, me imagino a los padres como en “Ásterix y Obelix en las doce pruebas”, en la que los galos buscaban un informe en una Administración pública repleta de usuarios enloquecidos, dando vueltas de una ventanilla a otra. El documento del colegio supone una llave salvadora que permitirá el arreglo de las instalaciones. Quizá, más que un manual para hijos sería mejor uno para políticos.