Manolo Herrero, modestia y silencio para la permanencia

Del campo al banquillo. De la sencillez a la humildad. Del silencio a la prudencia. Manolo Herrero no ha cambiado un ápice su perfil de jugador a entrenador. Y ha tenido momentos para presumir de los muchos logros que ha conseguido. Fue un futbolista elegante, de clase alta, con una llegada demoledora y con un sentido del juego muy preciso. Con Chumilla formaba una dupla sensacional, similar a la que componen ahora Juanma y Jozabed.

14 may 2014 / 22:00 H.

No se recuerda un mal gesto de Manolo en un terreno de juego. O una salida de tono. Siempre callado y sin hacer ruido, pero con unas condiciones fantásticas para triunfar en el mundo del fútbol. De hecho vistió camisetas ilustres y con un importante peso en el balompié. Además del Real Jaén, jugó en el Valladolid, en el Córdoba, en el Málaga, en el Granada y en el Nástic de Tarragona, entre otros clubes. En todos ellos dejó su impronta y su comportamiento modélico.


Fue colgar las botas y dedicarse al mundo del entrenamiento. Y todo le ha ido sobre ruedas. Si bueno fue como jugador, mejor lo es como entrenador. Sus números despejan dudas y lo encumbran. Tres temporadas y media en el Real Jaén y tres años y medio de éxito. En sus manos y en su dirección está otro triunfo de postín: la permanencia. Nunca ha querido profundizar en las cuentas porque siempre se ha centrado en el partido siguiente. No es bueno mirar a la Ponferradina cuando por medio está el Mallorca. O pensar en el Alavés cuando quedan varias finales antes de llegar a la última. Siempre con respeto, prudente y sin alzar la voz. Un caballero del deporte, sin duda, pese a que los contratiempos, que los ha tenido, lo han forjado y le han hecho ver cosas que nunca hubiera imaginado. Nada lo ha cambiado y siempre ha mantenido la compostura ante cualquier situación, por dura que fuera. Es la grandeza del hombre que liderará la permanencia del Real Jaén y que encontrará la gloria que pocos pudieron conseguir: ascenso y salvación. El mejor doblete.