Mancha Real.- Los hermanos Miguel y Emilio Jiménez acuden al Rally de Mauritania
Exultantes a la par que tristes. Con esta sensación regresan los dos agentes de la Policía Local mancharrealeña Miguel Jiménez y Emilio Jiménez, dos hermanos que han vivido una impresionante aventura por el continente africano.
Los hermanos, que han competido la edición 2011 del Rally de Mauritania, completaron su participación en un recorrido extremo, que ha acercado la solidaridad de los mancharrealeños hasta un lugar olvidado de África como es el orfanato de Nouadhibou, en Mauritania.
“Han sido unos días emocionantes e increíbles”, narran sin ocultar la emoción al recordar la experiencia vivida los hermanos Jiménez. De su periplo cuentan que se enfrentaron a temperaturas extremas de más de cincuenta grados centígrados en pleno desierto del Sáhara y que conocieron la “extraordinaria amabilidad” y sencillez de las gentes que viven en el país vecino de Marruecos. “Siempre dispuestos a ayudar y a ofrecer lo poco que tenían”, aseveraron.
Los policías sufrieron situaciones difíciles, como el pinchazo de las dos ruedas motrices —derretidas por el calor— de un compañero, que les hizo deambular por el desierto durante doscientos kilómetros para buscar ayuda, ya que, a la dificultad de medios —habitual en este país— se le unía el hecho de que su aventura la emprendieron en pleno periodo del Ramadán, con lo que los pocos establecimientos que les podían prestar ayuda estaban cerrados. Asimismo, también destacan la amabilidad y colaboración de los gendarmes marroquíes, aunque al entrar en los territorios reclamados por el Frente Polisario las autoridades solían ser muy estrictas a la hora de la documentación. Esto contrastaba, relatan los aventureros locales, con el cariño que despertaban entre los saharauis, quienes consideraban a los españoles como “verdaderos hermanos”.
“Ellos saben que los españoles están con el pueblo saharaui y eso se nota en el cariño con el que nos recibían”, explicaron. Distinto panorama, sin embargo, los esperaba al otro lado de la frontera marroquí. “Hay cincuenta kilómetros que son ‘tierra de nadie’ y el ambiente es realmente estremecedor. Es una zona en la que solo hay mafias y contrabandistas de coches y vete a saber que más que era realmente peligroso”, apuntaron los expedicionarios, que también inciden en el contraste que se palpaba ya en tierras mauritanas: “Es entrar en el África profunda, la de la miseria, la pobreza y el hambre”.
Del orfanato subrayan “el nudo” que se siente “cuando se está con los niños”: “Luego vuelves a tu realidad, dejándolos a ellos con la suya”, expresan los hermanos Jiménez, quienes quisieron agradecer la amabilidad que les brindaron los miembros de la Guardia Civil destacados en Mauritania para el control de tráfico de inmigrantes, cuyos agentes les abrieron sus casas. Igualmente, los policías locales reconocen la solidaridad de los mancharrealeños, quienes hicieron posible llevar un poco de su cariño a este lugar olvidado de África. Ildefonso Ruiz /Mancha Real