Malestar por el cierre de los edificios de la Universidad


Carmen María Balches tiene 18 años. Este curso pasado, se estrenó en primero de Economía en la Universidad de Granada y, a pesar de los esfuerzos, no todo salió como esperaba. Se le han acumulado cuatro suspensos para la convocatoria de septiembre, desterrada ya del calendario universitario jiennense. Forzosamente, tiene que “hincar codos” este verano.

05 ago 2014 / 22:00 H.

Pero, en la capital, los espacios públicos habilitados para el estudio son contados —se reducen a las bibliotecas provincial y municipal y a la sede de la UPM— y el tiempo que permanecen abiertos, “insuficiente”, ya que su horario es de mañana.
Por segundo año consecutivo, la Universidad de Jaén (UJA) mantendrá cerrado, hasta el día 24, el conjunto de sus edificios con el fin de continuar su política de contención del gasto corriente, en general, y el energético, en particular. Reedita, así, una medida con la que, en 2013, consiguió reducir el gasto corriente en un 2% con respecto al año anterior y en un 10% el consumo energético, pero que también alimentó controversias y malestar, porque —critican colectivos de estudiantes— se deja a alumnos, profesores e investigadores “sin alternativas”.
Desde la Asociación de Estudiantes NEOS, Araceli Pulpillo no oculta que, al no existir convocatoria de septiembre, “a los estudiantes, como tales, no les repercute” el cierre. “Pero sí al profesorado de investigación y a quienes hacen el doctorado”, señala. “La UJA tiene recursos, bibliografía..., y esto lo que hace es partirles el mes de agosto en sus investigaciones y dejarlos sin alternativa”, lamenta la joven, que quita hierro a los argumentos de ahorro esgrimidos por el Rectorado para justificar la medida, con “Cuando hablamos de investigación y de educación, el ahorro está en segundo lugar. No lo consideramos necesario. Con esta excusa se interrumpe el trabajo de un colectivo”, denuncia.
Aunque no en el ámbito universitario, pero sí en el ciclo previo de enseñanza, comparte la opinión de Pulpillo el portavoz del Sindicato de Estudiantes, Juan Francisco Abán: “La UJA suele ser, normalmente, el sitio de reunión para estudiar o comprar apuntes para los exámenes de recuperación, y, si cierras las dependencias, nos encontramos con un problema gordo, porque la mayoría de los alumnos no puede estudiar en su casa”. “Siempre hay gente, ruido...”, susurra Carmen María Balches para no molestar al resto de jóvenes que, como ella, repasan apuntes en la sala de estudio que hay en la primera planta de la Biblioteca Provincial.
Indignado por la situación, Abán indica: “Nos parece que este cierre de las dependencias es un ataque a los estudiantes. No tiene sentido que por ahorrar unos pocos euros, se nos deje en la calle o no se nos dé un punto de referencia para estudiar”.