Mal camino llevamos
En este mundo que vivimos —y sobrevivimos— lo que cuenta es llegar con holgura a fin de mes. Unos llegan sobrados y otros estrellados. Que puedas comprar un coche nuevo o que afrontar algunos pagos con solvencia, es lo importante.
Depende, claro está, de lo que quieras comprar, y así sucesivamente. El que tiene poco se queja por lo poco que tiene, y el que tiene mucho porque quiere más. Nunca sobra el dinero en ningún sitio, es la máxima de esta condenada vida. Pero entre unas cosas u otras, y que si tiran y no aflojan, los recortes van a hacer mella en los trabajadores y en las clases medias, en las pymes (pequeñas y medianas empresas). Ahí queda la cosa para aquellos que tan diligentemente votaron al PP y ahora ven cómo les afecta, apoyando y blindando a los grandes capitales y machacando a los trabajadores y pymes. Por ejemplo, el IBI. No es lo mismo que un trabajador con un sueldo de 1.200 € tenga que pagar el IBI de la casa y el coche, que la Iglesia Católica, que es el segundo capital más grande de España, esté exenta de pagarlo. ¿Habrá una injusticia mayor? Así no se soluciona nada, sino que se complica todo mucho más. Algún día espero que los ciudadanos digan alto y claro «esta boca es mía», sí, esa inmensa mayoría que espera una salida por la izquierda. Para eso hace falta que el PSOE renuncie a los banqueros, la Iglesia y la monarquía, porque si no, mal camino llevamos. Hace falta que gire hacia la izquierda y deje de traicionarse a sí mismo. Sus propias bases lo piden.
Juan Carlos Abril es escritor