Madres al filo de la calle
Afrontan un momento complicado: están a punto de vivir un desalojo y tienen hijos menores de edad a su cargo. Una vecina de La Alcantarilla y otra de “El Tomillo” carecen de recursos económicos para sufragar sus respectivos alquileres.

Lola Esquinas López, de cuarenta y ocho años, encara el que será su cuarto desalojo. La situación no es nueva; la sensación de no saber qué hacer, tampoco. Esquinas adeuda diez meses a su casero, el dueño de un piso ubicado en la calle Pasaje Alcalde Cancio Uribe. Cuenta que el propietario entiende la situación de carestía de la mujer, pero no puede “estirar” más el tiempo: necesita un nuevo inquilino que sí cumpla con sus obligaciones. Ella también comprende que no puede seguir allí acumulando impagos (ya van cerca de tres mil euros). Es cuestión de días que la jiennense abandone el inmueble. De hecho, tiene una notificación —la enseña a este periódico— que la obligaba a dejar el piso el pasado 28 de mayo. “Sigo aquí, porque he pedido un abogado de oficio. Pero soy consciente de que en cualquier momento me deberé marchar”, manifiesta.
“Súper Lola”, como la conocen sus amigos, sabe que no hay más solución que conseguir un trabajo: una nómina que le permita saldar deudas y recobrar la normalidad. Lleva cerca de diez años sin empleos estables. “Fui autónoma: tuve una carnicería en Peñamefécit y una tienda de alimentación en el Polígono de El Valle. También he sido monitora en ludotecas, y tengo formación sociocultural”, manifiesta.
Esquinas es madre de un hijo de quince años. El menor está interno en una residencia pública de Marmolejo de lunes a viernes. Los fines de semana los pasa en la capital jiennense. “Cuando ve las cajas cerca de la puerta, me pregunta: ‘¿Otra vez nos mudamos, mamá?’. Aunque viva fuera en los días lectivos, también necesita dinero para el transporte y para gastos comunes”, explica la madre. La otra opción temporal, a la espera de un trabajo, que la jiennense ve factible es un alquiler social. “He preguntado en el Ayuntamiento, pero me dicen que Somuvisa tiene un listado. ¿Valorarán todos los casos por igual? El mío es urgente. No sé cuáles son los criterios”, lamenta la mujer.
María Jesús Díaz vive en el número ocho de la calle Cándido Carpio, en “El Tomillo”. El próximo día 2 de julio tendrá que acudir a los juzgados para conocer cuál será su futuro. Ocurre que el inmueble donde reside —desde hace más de cinco años— junto con sus dos hijos era de un primo ya fallecido. Al parecer, este no pudo sufragar el coste de la vivienda. Y le hizo un contrato de alquiler a María Jesús Medina. El caso puede acabar con una madre soltera en la calle. “No tengo ni idea de qué va a pasar. Me enteraré pronto. Yo lo que quiero es conseguir un trabajo. Así no habría problemas”, asegura la jiennense, que lleva cuatro años sin estabilidad laboral. “Estuve de jardinera en abril gracias a un programa del Ayuntamiento. También llimpié el instituto Las Fuentezuelas durante quince días”, recuerda. “Sé que pronto habrá una bolsa de empleo”, dice.
ayudas. La Asociación de Vecinos San Sebastián El Tomillo conoce el momento por el que atraviesa la residente en la calle Cándido Carpio. “Tengo el apoyo de la gente. Estoy recogiendo firmas para que no me echen”, manifiesta la mujer.
Los subsidios sociales permiten que personas en situaciones como las de María Jesús Díaz y Lola Esquinas manejen algo de dinero para sobrevivir. La primera cobra una renta estatal que ronda los quinientos euros. “La termino en septiembre. Ojalá consiga un trabajo. He limpiado casi toda mi vida. Puedo cuidar a ancianos”, añade. Esquinas, que sufre artrosis y depresión, sale adelante con las aportaciones de familiares y amigos. “Dentro de poco cobraré una renta de cuatrocientos euros”, asegura. Las ayudas de las administraciones atemperan el problema, pero no lo solucionan.