LUCÍA DÍAZ UCEDA: "Conocer el inconsciente nos da poder sobre nuestra vida"

MARIAM LÓPEZ
Su juventud sorprende con su gran preparación. Licenciada en Psicología, en Historia y Ciencias de la Música, Experta Universitaria en Musicoterapia, formada en Terapia Regresiva y muchos más estudios que, por no extendernos, omito, hacen de Lucía una más que preparada profesional que puede sorprender con los resultados de sus terapias. Dice que los valores que posee se los inculcaron sus padres y así de especial es ella.

    14 mar 2010 / 10:31 H.

    —Lucía, ¿cómo llega a la Musicoterapia?
    —Siempre tuve la inquietud de conocer un poco más al ser humano. Comencé con mis estudios de Psicología, lo que compaginaba con mis estudios musicales, ya que mis padres me inculcaron desde pequeñita ese amor por la música. Aún recuerdo el momento en que, escuchando música, me emocioné y me planteé qué nos pasaría por la mente, porque todos en un momento dado nos hemos emocionado escuchando música, y me propuse investigarlo. Así fue como me interesé por los estudios de Musicoterapia y pude investigar y profundizar en ello, terminando recientemente mi tesina doctoral que trata sobre la música y la emoción. 
    —¿Qué es la musicoterapia?
    —Traducido del término inglés, musictherapy, significa sencillamente “terapia a través de la música”. Se basa en los modelos teóricos de la Psicología. Implica tratar cualquier problema o cualquier crisis con la que se encuentre una persona a través de la música, en lugar de hacerlo con técnicas psicológicas puras.
    —¿De qué forma la música puede ser terapéutica?
    —Yo podría hacerte la misma pregunta, porque seguro que ha habido alguna ocasión en la que la música ha sido capaz de cambiar tu estado de ánimo, de elevarte, de bajarte, de acompañar tu tristeza... De muchas cosas. Entonces, ese poder de la música está ahí, pero hay que saber encauzarlo, ya que bien manejado puede ser bastante productivo. Desde que estamos en el vientre materno y, luego, cuando nacemos, estamos sometidos a ritmos internos, como el ritmo del corazón. El ritmo es una de las cualidades más primitivas de la música; la melodía y la armonía tienen más que ver con la parte emocional, que también se trabaja de una manera muy clara y muy bonita.
    —¿Puede la musicoterapia ayudar a toda clase de pacientes?
    —Podría decirse que puede ayudar a todo tipo de pacientes, si entendemos ayudar desde varios puntos de vista. Hay enfermedades en las que, lógicamente, no va a producir una curación, y hablamos de enfermedades degenerativas o con un mal pronóstico médico. En este tipo de enfermedades se puede producir una mejora en la calidad de vida, un alivio y experimentar algo que no se consigue con otro tipo de terapias. En enfermedades como el cáncer en las que, aparentemente, sólo se puede pensar en mejorar la calidad de vida, puede tener una incidencia también en el sistema inmunológico por la segregación de hormonas y de sustancias placenteras, de endorfinas, y puede ayudar indirectamente a la mejoría y recuperación de personas. De hecho, ya se está aplicando en algunos hospitales de España, y se sigue un poco esta línea.
    —¿Es suficientemente conocida en Jaén la musicoterapia?
    —Ni en Jaén, ni en España. Estamos muy retrasados con respecto a otros países, donde la musicoterapia está en hospitales, en colegios y en el ámbito público de manera normalizada. Aquí se va introduciendo cada vez más, pero nos queda mucho por hacer.
    —También está formada en algo tan desconocido y nuevo como la terapia regresiva, ¿qué es?
    —Es una relajación profunda que permite acceder a partes de tu mente a las que no puedes acceder en un estado normal.
    —¿Cómo llega a la terapia regresiva?
    —Hace tiempo leí los libros de Brian Weiss. En aquel momento, no me imaginaba que más tarde llegaría a formarme en esta terapia. Brian Weiss es el padre de esta disciplina, la que conoció por casualidad en su consulta. Él era el jefe del Hospital de Psiquiatría de Nueva York y, en una de las sesiones, para tratar la fobia con una de sus pacientes, ella entró en regresión. Él no daba crédito a lo que estaba pasando y siguió estudiando en esta línea. Supongo que lo que me llevó a interesarme por esta terapia fueron preguntas personales, inquietudes. Creo que todo psicólogo debe conocerse bien a sí mismo para tratar bien a sus pacientes.
    —¿Qué se consigue con este tipo de terapia?
    —Presenta una gran ventaja porque se accede a la parte inconsciente que normalmente no conocemos. Lo curioso es que, aunque no conozcamos esta parte inconsciente de nuestra mente, sí que actúa en nuestra vida y condiciona nuestro presente. De modo que conocerla nos da un gran poder sobre nuestra vida, permite entender cosas que nos ocurren y nos puede liberar de cuestiones que no se han resuelto. También nos permite recordar virtudes valiosas que hemos realizado antes.
    —¿Puede tener efectos secundarios?
    —Es importante, antes de empezar, mantener una entrevista con el paciente y valorar si reúne los requisitos mínimos para someterse a la terapia. Una vez que se supera esta fase, no hay ningún problema.
    —¿Se utiliza la hipnosis?
    —Sí, una de las técnicas con las que se trabaja la parte inconsciente es la hipnosis, pero no como se entiende normalmente, como se ve en algunos programas televisivos. Es una hipnosis de segundo grado, que permite a la persona estar consciente y recordar todo lo que ocurre en la sesión. Además, es necesario que la persona recuerde porque es fundamental establecer puentes entre lo que se ha vivido antes y lo que pasa ahora para entender la relación que hay y perdonar eso que haya quedado anclado.
    —Luego, ¿no se altera totalmente el estado de conciencia?
    —Es un estado alterado de conciencia, pero eso no impide que la persona recuerde, ni hace que pierda el control. Es un estado que permite al paciente acceder a partes de su mente a las que normalmente no lo hace.
    —¿Cuales son los beneficios de esta terapia?
    —Más de los que se pueda creer. Al liberar cuestiones que permanecen atrapadas, situaciones que no han tenido resolución y que están condicionando el presente, se va a ayudar a resolver el problema en el momento en que la persona lo plantea, a cambiar lo que no se sabe, cómo cambiar y a atraer nuevas realidades. Pueden ser problemas en relaciones personales, fobias o miedos concretos o, incluso, plantearse qué hacemos aquí, cual es el sentido de nuestra vida.
    —¿Es necesario creer en otras vidas para hacer terapia regresiva?
    —No es imprescindible porque lo que ocurre en la sesión se puede considerar material simbólico. De todas formas, por la bibliografía y la literatura científica al respecto, podemos afirmar que existe algún componente en este sentido. Es una manera interesante de trabajar aspectos personales desde una perspectiva científica, novedosa y profunda.