Luchas internas

Lo que el hombre es capaz de hacer depende de su fortaleza interior. No conocemos nuestras aptitudes hasta que no las potenciamos ante cualquier desafío. Sólo hay que saber cuáles son nuestros objetivos y cuáles son los pasos para conseguirlos. El otro día escuchaba a una mujer decir que todo iría mejor si uniéramos nuestros esfuerzos pero quizá no se trate de unir esfuerzos sino, más bien, de paliar  situaciones extremas para no tener que desgastarse continuamente, pues ya la vida nos va minando lentamente.

    04 jul 2013 / 19:12 H.

    No podemos pasarnos toda una existencia corrigiendo errores ajenos pero quizá, sólo así, podamos erradicar lo que no queremos y sustituirlo por lo que es más justo y equitativo para todos. Justicia; nombre femenino ataviado de justa noticia que, a veces, no hace alarde de su propia equidad. Y es que estamos atiborrados de luchas internas que no nos permiten dejar espacio a una solución viable. Estas luchas han reinado imperios desde los más remotos tiempos pero su poderío más significativo y exclusivo ha sido el de transformar el carácter de una sola persona sin necesidad de grandes regimientos armados ni potentes armas. El axioma más voraz reside en uno mismo, ya que éste nos condiciona un veredicto y ahí es donde mora la lucha del ser. No debemos dejarnos dominar por la bestia que habita en nuestro interior pero, algunas veces, es incluso recomendable, dejarla salir para ser vencidos por nuestra propia esencia y no por una realidad que nos impone un horizonte torcido.

    Maestra
    Rosario Sabariego