Lucha por mantener un techo digno
Como un reloj de arena que poco a poco deja vacío el cristal de arriba para agotar hasta el último grano abajo. Así se ven los jiennenses Óscar Jiménez Martínez y su esposa, Yolanda Espinosa Lendínez, cuando piensan en el techo sobre el que dormirán cada noche. Jóvenes y con un hijo de dos años, la pareja cayó en la espiral de la crisis hasta el punto de recibir una denuncia por parte de su casero, quien les exige que abandonen el piso en el que han vivido en los últimos meses. "Nuestra situación es precaria, no tengo prestación y mi mujer tampoco trabaja. Estuve cobrando 399 euros del Prepara por parte del Estado durante seis meses, pero se agotó en mayo", dice Óscar Jiménez.

Ayudas que caían a cuentagotas en la familia que no solo tuvo que costear el alquiler de 350 euros, sino también todo lo que implica un niño pequeño y los gastos corrientes. "Le pagamos todos los meses, lo que pasa es que no era completo, unos meses 200 euros, otros 300", reconoce Jiménez.
Primero recibió un aviso de desahucio por parte del propietario del inmueble, y luego llegó una denuncia de los juzgados. "Lo llamé preocupado pero me dijo que solo era un aviso y que no pasaba nada", dice incrédulo el jiennense, para resaltar: "Yo siempre fui con la verdad por delante", manifiesta.
Por impago completo de los meses el propietario le exige 1.600 euros. Una cantidad que no acepta Óscar Jiménez, por lo que irá a juicio el próximo 17 de septiembre. "No estoy de acuerdo con ese dinero, pues ha sumado unos gastos que no son míos", indica el inquilino denunciado.
En este sentido, Jiménez recuerda otras ocasiones en las que, según él, el dueño del piso no jugó limpio. "Me obligó a pagar el contrato de la vivienda, que eran 70 euros, incluso me dijo que tenía que hacer frente a los gastos para la medición de la energía del piso", cuenta Óscar Jiménez, para añadir otro episodio con el que volvió a discutir con el propietario: "Me hizo pagar las facturas de agua tras un problema con la cisterna, que originó pérdidas. "Como es una casa antigua, se perdía agua y no lo notaba. El técnico de Aqualia me dijo que me estaban engañando. Y el casero me aseguró que no hiciera caso a Aqualia. Al final resultó que la factura era de julio y agosto y el dueño del piso me dijo que me buscara la vida con los de Aqualia. Así que, en vez de pagar los 120 euros de la factura, le pagué 40".
Esa fue la gota que colmó el vaso, por lo que Óscar y su esposa decidieron irse. Un paso para nada fácil ya que no contaba con ingresos estables. "Mi situación no me permitía irme, así que me quedé diciembre y enero sin pagar", reconoce el jiennense. Ante tal situación, el propietario se puso en contacto con el inquilino para preguntarle si iba a pagar. "Le dije que sí, pero que no me podía mover en ese momento. Le pedí que aguantara un poco porque tenía perspectivas de trabajo. Además tenía un niño". Según acontecieron los hechos, para Óscar la única solución fue pedir ayuda a Canal Sur: "Gracias a la colaboración de la gente, hemos recibido dinero, con el que nos estamos mudando a otro piso", cuenta Jiménez, quien indica que siguen en la misma zona donde habían vivido hasta ahora, junto a su familia y amigos, en el Polígono del Valle. "Todo lo que hacemos y lo que luchamos es por el futuro de nuestro hijo", remata.