Lucha diaria contra la enfermedad

Hacen frente a los sinsabores de la vida como pueden, aunque siempre mirando al frente. Y es que la familia de Juana Rodríguez y Francisco Martínez sabe lo que es la angustia de una famélica cuenta que apenas llega para lo básico.

04 ago 2015 / 11:19 H.

Así, a la falta de trabajo se suma la sombra de la enfermedad que dificulta el remo contracorriente. A sus nueve años recién cumplidos, el hijo de este matrimonio, residente en el popular barrio de El Almendral, sufre una distrofia muscular miotónica. Un mal que le hace perder la fuerza de los músculos, principalmente, los faciales. Asimismo, su madre se lamenta, de los problemas lingüísticos que le impiden progresar en su aprendizaje en la lectura. “El año que viene hará la Comunión y todavía no sabe leer”, dice, apenada, Juana Rodríguez.

El drama de esta familia no queda solo en la difícil situación del menor, ya que su progenitora sufre varias enfermedades. Así, a sus 52 años, la vecina de El Almendral padece de fibromialgia, artrosis, reúma, osteoporosis, incontinencia urinaria y depresión, entre otros males. Un cuadro que la limita en su quehacer diario y lo que es peor, le dificulta a la hora de encontrar trabajo para complementar el sueldo de su esposo. Y es que la familia tan solo depende de los ingresos de Martínez, que tampoco son estables. Sin embargo, dentro de la oscura situación, el matrimonio y su hijo cuentan no solo con la ayuda de su familia, sino también de sus amigos.

De hecho, entre las necesidades del menor, sus padres detectaron que necesitaba unas gafas, ya que tiene miopía. Así que su abuela —la madre de Juana Rodríguez—, Juana Anguita se las compró. “El niño decía que no veía bien, por eso se las compré, para que pueda leer bien. Me costaron noventa euros”, dice la mujer, quien reconoce que su hija no podía hacerse cargo del artilugio corrector para su nieto. Precisamente, la Asociación Vecinal Entrecantones organizó un festival benéfico, el 23 de mayo de 2014, para recaudar fondos y destinarlos a las gafas de Francisco José y otro niño. Concretamente, se organizó con la participación altruista de la cantautora Aniuve, el tango canalla de Los Arrabaleros y el rockabilly de Condensadores de Fluzzo. Sin embargo, aunque el menor ya tiene sus gafas, la cantidad todavía no ha sido entregada a la familia, según confirmaron a este periódico la madre y la abuela.

Sin embargo, preguntado por las gafas, Antonio Guerrero, presidente de “Entrecantones” indicó que esta familia recibe ayuda, desde hace dos años, con la entrega de alimentos mensualmente, así como otras necesidades. Pero, ¿qué pasó con el dinero recaudado en el festival organizado aquella tarde de mayo? “Lo poquísimo que obtuvimos del festival aún lo tenemos guardado para destinarlo a necesidades más urgentes”, indica Guerrero. En concreto, detalla que, si bien obtuvieron unos 1.500 euros de ingresos —vendieron unas 300 entradas a cinco euros—, los beneficios quedaron en poco más de 300 euros al descontar los gastos del equipo de sonido, bebidas y otros servicios. “El esfuerzo que realizamos desde la asociación para ayudar a los vecinos es diario”, insiste Antonio Guerrero, quien apunta que no recuerda que anunciaran el festival para recaudar, exclusivamente, fondos destinados directamente a las gafas de unos niños. No obstante, asegura: “En todo lo que podamos contribuir para ayudar a esta y otras familias que lo necesiten, lo haremos”.