Los “top model” del Carnaval de Jaén

Pepi Galera / Manuela Rosa Jaenes
No son todos los que están, pero sí están todos los que tienen alma carnavalesca. Veintisiete caras conocidas del panorama político y social de la provincia se disfrazan para disfrutar de una forma atípica y alegre del Carnaval. Son jiennenses que cambian los tacones, las chaquetas y las corbatas por una indumentaria divertida, al menos por un día, para vivir una ocasión especial, invitados por Diario JAEN.

    22 feb 2009 / 11:13 H.

      Los “top model” del Carnaval  se ocultan, se desinhiben y muestran una personalidad distinta en una fiesta en la que se ocultan detrás de unos cuantos trapos coloridos y con chispa. Ponen al mal tiempo buena cara y, con una gran dosis de ironía y picardía, participan en un reportaje auspiciado por este periódico para alegrarles la vida y, en consecuencia, arrancar una sonrisa al lector. Son personas de carne y hueso con una profesión o un cargo representativo en su tierra, por la que trabajan desde que se levantan hasta que se acuestan y que, ahora, cambian por completo su quehacer diario para vivir un momento único con un sencillo y entretenido disfraz. Los fotografiados en este reportaje se prestaron, desde el principio, sin cortapisas para enmascararse detrás de su vestimenta carnavalesca. Algunos, incluso, la tenían preparada para participar, en un fin de semana intenso, en el Carnaval de Jaén. Hay disfraces que representan un significado especial, es decir, no se visten como lo han hecho porque sí, sino que la elección siempre tiene un motivo justificado. Por ejemplo: ¿Por qué la alcaldesa se convierte en peón de albañil? Para proclamar entre los jiennenses que eso es lo que verán en sus calles, a partir de ahora, albañiles y más albañiles para arreglar todos los desperfectos o para cambiar la fisonomía de la capital. Los “top model” del Carnaval de Jaén prometen. Ahora le toca al lector decidir cuál es el mejor disfraz de todos cuantos se muestran en estas páginas. Unas páginas que sólo pretenden alegrar la vida, arrancar la carcajada y hacerles un poco más felices.