Los semilleros cofrades gozan de buena salud
Juventud es sinónimo de frescura, de actividad, incluso, de rebeldía. Los movimientos de adolescentes cambiaron muchos de los sistemas de antaño para aportar novedad y modernidad gracias a esa chispa que prende en esta etapa de la vida del ser humano.
Años que añoran los adultos y que ansían los infantes, los de la juventud, son el momento perfecto para medir la temperatura en diferentes ambientes de la sociedad. Si ellos fueron los que reactivaron el mayo del 68 francés o los que corrieron delante de los grises cuando el franquismo daba sus últimos coletazos, ahora sus congregaciones parece que están abocadas a los doce mil jóvenes que se citan para primaverales fiestas —como la del pasado jueves en el recinto ferial de Jaén— con el fin de olvidarse de los malos momentos de la crisis con litros y litros de alcohol y aprovechar el buen tiempo entre amigos. Pero, ¿son solo estos los jóvenes que acuna la sociedad en la actualidad?
Hoy amanece la primera jornada de la Semana de Pasión, Domingo de Ramos, y, si el tiempo no lo impide, las calles de la ciudad son tomadas, no solo por familias que salen a disfrutar de las estaciones de penitencia, ya que, en el seno de las mismas cofradías que desfilan, grupos de niños y jóvenes se mueven entre las hojas de palma, bajo las imágenes o vestidos con sus trajes de estatutos. Es su gran día. Por el que han trabajado duro en las últimas semanas horas y horas. Se trata de colectivos de jóvenes que dedican su tiempo a compartir su devoción por las imágenes y, sobre todo, su trabajo al servicio de los más necesitados. Muchachos que ofrecen la frescura y fuerza de su edad a las hermandades. Un claro ejemplo de que, de la llamada actual crisis de valores, también brotan iniciativas llenas de voluntad, solidaridad y dedicación. Por eso, las cofradías cada vez aprecian y miman con especial cariño a estos grupos de jóvenes que serán sus futuros cofrades y de los que algunos se integrarán, de manera activa, en las juntas de gobierno para dirigir las hermandades.
Mientras que en algunas cofradías de Jaén, los niños ya empiezan a formar grupos infantiles, otras muchas hermandades dedican un completo programa de actividades para sus jóvenes, que colaboran en labores de fabricanía o de organización interna. Sin embargo, los trabajos desde las vocalías de caridad son los que más protagonizan los chicos. Sin duda, la mejor manera de que los jóvenes tomen contacto con la vida real y conozcan, desde su propia experiencia, el sentido original de una cofradía, más allá de portar varas en mitad de La Carrera o ataviarse con sus primeros trajes para acudir a actos públicos.
El consumismo, el materialismo, la inmediatez, lo fácil, el ya y ahora. Son valores con los que muchos sociólogos definen a la juventud actual y que son opuestos a los principios de un colectivo cristiano. Sin embargo, estas características también se cuelan, a veces, en el mundo cofrade, con la única pretensión, por parte de los chicos, de acceder rápidamente a puestos de mando y dejarse llevar por la parte más estética de las hermandades. No en vano, a pesar de estas minorías, son muchos los jóvenes que se implican desde su fe en Dios, para estimular, con su rebeldía, entrega y compromiso, como los tuvo también Jesucristo, un cambio en una sociedad sedienta de valores.
Diana Sánchez Perabá