Los que están de vuelta se asientan en su provincia
Diana Sánchez Perabá
Volvieron con la frente alta, que no marchita, las nieves del tiempo tampoco platearon sus sienes, pero sí que sintieron que “es un soplo la vida”. Al contrario de sus padres y abuelos, los jiennenses hijos de la crisis que se aventuraron a salir de casa conformaron un panorama muy diferente al que dibujaron aquellos emigrantes que hacían la maleta para hallar el trabajo que les daría estabilidad, por eso la familia se movilizaba al completo. Ahora, son trabajadores cualificados y formados los que se atreven a probar.

Volvieron con la frente alta, que no marchita, las nieves del tiempo tampoco platearon sus sienes, pero sí que sintieron que “es un soplo la vida”. Al contrario de sus padres y abuelos, los jiennenses hijos de la crisis que se aventuraron a salir de casa conformaron un panorama muy diferente al que dibujaron aquellos emigrantes que hacían la maleta para hallar el trabajo que les daría estabilidad, por eso la familia se movilizaba al completo. Ahora, son trabajadores cualificados y formados los que se atreven a probar.
Sin embargo, en las décadas de los sesenta y setenta, la falta de empleo y la precariedad laboral no azotaban al país ni salía de las fronteras en dirección hacia una recesión. De ahí que, cuando se observan los últimos datos de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) en los que Jaén es la tercera provincia española con más capacidad para atraer personas en activo, una de las conclusiones a las que se llega es que miles de jiennenses vuelven a su tierra después de perder el puesto de trabajo del que vivieron en otros lugares. En este sentido, el sociólogo de la Universidad de Jaén, Felipe Morente, destaca que otra de las interpretaciones de que la ratio de atracción interprovincial sea del 1,59 es por la afluencia de profesionales a las instituciones públicas como en la sanidad o en centros como la Universidad de Jaén, que se nutre de profesores procedentes de Granada, Córdoba y Madrid. “Ello hace que suba la ratio, pues la población de Jaén es pequeña y el peso administrativo es significativo”.
Más allá de los motivos laborales, el retorno de los jiennenses al hogar cuenta con un fuerte peso familiar. Y es que a pesar del que muchos encuentran estabilidad laboral en la nueva ciudad, la añoranza por los seres queridos y por la tierra del olivar, así como la calidad de vida del sur de España, toman tal peso en la balanza que, tarde o temprano, la vuelta se hace irremediable. En la maraña de casos que se concentra en la provincia de Jaén, son muchos quienes quedan marcados por la experiencia de haber vivido fuera, de manera que no descartan hacer un segundo intento. En este sentido, la crisis es un componente importante que hace que el retornado “apure” en su hogar antes de invertir tiempo y dinero en otra ciudad.
Si se indaga, otra de las conclusiones a las que se llega es que la mayoría, cuando vuelve, encuentra un trabajo en Jaén. En este sentido, se trata de profesionales con formación superior a los que la experiencia fuera suma en su currículum a su favor. Un fenómeno de movilidad que permite que el “talento”, como indica el informe de la Agett, se queda en la provincia para, de alguna manera, sembrar mano de obra que, en un futuro, de brotes a favor del tejido empresarial jiennense.
En los jóvenes que salieron para perfeccionar el inglés, la vuelta se hace casi obligatoria porque, o bien no disponen de paciencia suficiente para empezar desde cero, o la atracción por las raíces es muy fuerte. Además, se añade la circunstancia de que, en los lugares de destino, la situación laboral no es como se imaginaban, ya que la sombra de la crisis se extiende más allá de las fronteras jienneses y españolas.
Incluso para una generación que tuvo la posibilidad de conocer países fuera de España gracias a las becas de movilidad internacional, como las famosas Erasmus, el haber adquirido conocimientos de la cultura de otros lugares no es suficientemente atractivo para que miren con anhelo otros lugares en los que asentarse. De hecho, las salidas se plantean como una etapa de la juventud para formarse y buscar estabilidad en Jaén. No obstante, este comportamiento se da, especialmente, en aquellos trabajadores no cualificados, que al no poder ascender fuera de las fronteras de su provincia se ven abocados a retornar tejiendo un panorama poco competitivo en la provincia, que está sedienta de iniciativa profesional.
Para los más afortunados y lejos de lo que se pueda creer, el retorno supone una nueva oportunidad laboral que muchos aprovechan para abrir nuevas puertas de comunicación entre sus antiguos trabajos o experiencias fuera de Jaén y su actual situación en su ciudad de origen. Talentos, en el caso de los jiennenses cualificados, que criarán y desarrollarán su potencial en su tierra para dar paso a una generación en la que la movilidad sea sinónimo de adelanto, progreso y riqueza y cuyos retornos nunca sean con la frente marchita.