Los mil y un besos de Susana
Es trianera —de El Tardón— y de la cofradía de los marineros de la Esperanza y las Tres Caídas.

Uf, qué magnetismo tiene Susana para conectar con la gente. Su paseo por Expoliva fue multitudinario. De mil y un besos, “selfies” y muchos de apretones de manos. De pararse a escuchar con sus manos puestas en el brazo del que hablaba. Llevaba siempre a tanta gente a su alrededor que cada paso que daba era agobiante para los que se encontraban en semejante marabunta. Sin embargo, a Susana Díaz no le importaba. Más bien, le gusta.
Con una blusa suelta que daba forma a un embarazo ya evidente, la trianera de El Tardón tiene arte para conectar. Mira y convence. Y ojo, empequeñece a cualquier otro político que lleve al lado. Hasta el mediático presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, pasa inadvertido a su vera. La gente quería ver, tocar, fotografiarse y besar a Susana Díaz. Y la del barrio de El Tardón, donde el Guadalquivir se llama Betis, tuvo mil y un besos para el que los quiso. Fueron muchos y ella no los racaneó. Hasta se besó con el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, nada más bajarse del coche oficial cuando el resto de autoridades la esperaban para formar la comitiva inaugural. Fue un beso de los que se dan sin hablar, pero que sí se recuerdan.
Nada más cortar la cinta para inaugurar la Feria del Aceite de Oliva e Industrias Afines (Expoliva) —pasadas las 12:15 horas—, lo primero que hizo fue ponerse delante de las cámaras para ensalzar al sector oleícola y, después, pedirle a la oposición que le dejen formar un gobierno para convertirse en presidenta de la Junta. Luego, comenzó a visitar a los expositores.
En el primero que paró fue en el de la Diputación Provincial para estampar su firma de apoyo para que el paisaje olivarero sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Luego, visitó el de UPA, donde la esperaba su secretario general en Andalucía, Agustín Rodríguez. Saludó al rector, Juan Gómez, en el de la Universidad y fue al de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, donde estaba su gerente, Teresa Pérez. También pasó por el de COAG, Asaja y el del Ayuntamiento de la capital. Al final, acabó en el Salón de los Aceites. Susana Díaz es política y mucho más. En Expoliva se dio un auténtico “baño de multitudes”.