Los “manteros” aprovechan el verano para ganarse la vida
Al margen de la Ley, pero muy alejado de la figura del estafador o criminal. Así describe la Policía Nacional el perfil del “mantero”, la persona —extranjero, con permiso de residencia, sin ocupación reglamentada— que vende en la calle con un objetivo: subsistir. El verano es una de las épocas que concentra mayor número de mercaderes ambulantes. El Parque de la Concordia, la Plaza de la Constitución, la calle San Clemente y la Avenida de Andalucía son algunas de las zonas más transitadas por los “manteros” en la capital. Y en cada sitio, un dilema: ¿son víctimas o protagonistas de delitos contra la propiedad industrial e intelectual?

La Policía no sabe —porque no existe un registro de este tipo— cuántos se buscan la vida en barrios jiennnenses. Asegura que, al menos en la ciudad, no hay un grupo de piratería organizado. Uno de los casos más espectaculares ocurrió hace años, recuerda Diego Moya, portavoz de los agentes. “Fue una redada en la que se incautaron miles de discos. Ahora mismo no tenemos constancia de que alguna trama opere en Jaén capital. Quizá sí la haya en la provincia”, señala en declaraciones a Diario JAÉN.
La infracción, desde el punto de vista legal, es evidente cada vez que un “mantero” comercializa sin licencia en la calle. Y la consecuencia, en caso de ser sorprendido por un agente, es una multa. Ocurre que la mayoría de las empresas víctimas del fraude no se persona en los casos judiciales. “Se habla mucho de la piratería en la música y en el cine, por ejemplo, pero los afectados no abogan por medidas contundentes para defender sus productos”, señala Moya. Esa pasividad “debilita” al juez. Hay marcas que “miran” a otro lado, como si entendieran la compleja vida de los mercadores ilegales. Algo similar sucede entre los ciudadanos, que lejos de identificar a los “manteros” como delincuentes compran sus productos más por una cuestión de sensibilidad social que por interés en consumir. “Los clientes adquieren cualquier cosa para ayudarles. Por simple empatía”, confirma el portavoz de la Policía Nacional.
situación. Moya precisa que en Jaén no existe un “profesional” de la “manta”. Quienes entran y salen de los bares o patean las calles para vender lo hacen, normalmente, en los periodos que hay entre las cosechas olivareras. “Casi todos tienen permiso de residencia. Son ciudadanos extranjeros. Y cuando llega la época de la recolección de la aceituna son los primeros que trabajan”, remarca. Hay vendedores africanos en el Parque de la Concordia que sí tienen licencia del Ayuntamiento para operar con amparo legal.
Las condiciones de quienes comercializan en la calle son también conocidas por los agentes. “Mandan buena parte de lo que ganan a sus países de origen, porque tienen cargas familiares. Por muy bien que les vaya, no logran un lucro importante”, analiza Moya. De sol a sol, ahora más que nunca, decenas de “manteros” cargan con discos y bolsos. “No son delincuentes comunes. Asumen las consecuencias”, reitera. Ni ladrones ni estafadores.