Los maestros de escuela

Días atrás la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción celebró el Homenaje al maestro.  La campaña organizada para difundir el evento contaba con un slogan cuya elocuencia y trasfondo no deja lugar a la duda: 'Menos mal que antes de tener internet tuviste a la señorita Pilar'.

    20 oct 2011 / 09:07 H.

    Y como uno ya va recorriendo la vida con  la mirada vuelta hacia atrás me han venido a la memoria estampas de mi juventud en la que de manera muy breve estuve ligado al magisterio. Puedo afirmar sin énfasis ni vehemencia corporativista que en mi pueblo, Martos, tuvimos la inmensa fortuna a lo largo de muchos años de contar con unos maestros ejemplares, abnegados, enamorados de su oficio y transmisores de valores y conocimientos que sirvieron para que muchos jóvenes se abrieran camino. Recordar nombres sería fácil ejercicio, pero a buen seguro que olvidaría algunos y caería en un error de inmensa injusticia. Pero sé que están en la mente y el recuerdo de muchos y ello es el mejor elogio a su memoria. También he recordado al hilo de esta celebración el empeño tozudo que tuvo el mejor alcalde de Martos —Manuel Carrasco—para erigir en la Ciudad de la Peña el monumento al maestro. Quería hacerlo a lo grande, situarlo en lo alto de la Peña para que fuese visto desde la lejanía y que sirviera además de atractivo turístico. Carrasco tenía visión de futuro y sabía que “El Muñeco” como jocosamente se conocía el proyecto podría reportar nombradía y relieve a nuestra pueblo. Aquello quedó en sueño y me parece que el humilde maestro de escuela tiene su escultura homenaje en un rincón no muy visible de un parque madrileño. Por ello es gratificante que en los tiempos actuales en los que las enseñanzas han dejado atrás aspectos y materias fundamentales para el desarrollo espiritual de los jóvenes existan entidades que no olvidan a quién en el alfar de la vida les tocó moldear los valores que todos llevamos dentro. Alguien escribió que a las plantas las endereza el cultivo, pero a los hombres los hace rectos la educación. Sin negar la ayuda que las nuevas tecnologías proporcionan no conviene olvidar que nadie nace sabiendo, y que hay un primer peldaño que todos tuvimos que superar para saber que libertad se escribe con be y que ocho por cuatro son treinta y dos. Allí estaba ese maestro para desasnar nuestros primeros rebuznos. Tal vez habría que añadir algo al slogan de la campaña: menos mal que además de internet sigues teniendo a la señorita Pilar. La máquina por perfecta que sea nunca te enseñará a distinguir lo bueno de lo malo, lo eficaz de lo inútil, el respeto o la mala educación. La seño sí.
    Julio Pulido es empresario