Los jiennenses encuentran aquí su particular 'paraíso'
En la retina de muchos, el paraíso está en una playa de arena fina rodeada de palmeras, con aguas cristalinas, con el mar en calma y solitaria. Pero, para encontrarlo, los habitantes de Jaén no tienen por qué cruzar el charco hasta el Caribe. A poco más de doscientos kilómetros, miles de jiennenses encuentran su particular paraíso playero en la costa de Almería cada verano. Pero, claro, como el paraíso es tan subjetivo, ¿por qué hay tantos que están de acuerdo? Fácil.
Hay un poco de todo, por lo que se adapta a casi todos los gustos. Desde playas urbanas con todos los servicios —la capital, Roquetas, San José o Almerimar—, hasta calas recónditas que sólo unas pocas personas saben cómo acceder a ellas, como la playa de los Muertos. Para quien busca ambiente nocturno, lo encuentra, por ejemplo, en Aguadulce o la turística Mojácar. Quien prefiere una playa virgen, no hay más que adentrarse en Cabo de Gata y bañarse en las aguas del Mediterráneo que bañan Mónsul y Genoveses. Si se prefiere hacer nudismo, Vera es el destino perfecto, rozando ya casi la provincia de Murcia. Así, hasta recorrer sus 219 kilómetros de variado, pero igualmente atractivo, litoral. ¿Quién da más a poco más de doscientos kilómetros de Jaén? Pero no sólo es que esté cerca. Uno de los puntos fuertes que resaltan los jiennenses que disfrutan allí de sus vacaciones de sol y playa es que “la carretera está muy bien” y no se forman los grandes atascos de otras provincias más turísticas.
Almería también es una de las zonas turísticas menos explotadas de la costa andaluza, al menos, por el momento. La mayoría de sus municipios costeros están en pleno crecimiento. Los jiennenses “enamorados” de esta zona del litoral que más tiempo llevan veraneando allí pueden contar los veranos con los dedos de sus manos. Cinco, seis, siete, quizás diez años los que más. Las zonas más concurridas, como Roquetas de Mar, donde muchos jiennenses han invertido sus ahorros para tener un apartamento a pie de playa, no dejan cada verano de estrenar nuevos bloques y hoteles. Muchos critican este aspecto porque, según dicen, si llega el turismo masivo, Almería perderá su encanto. Pero es que cada vez son más los que encuentran en esta costa su particular paraíso. Y, claro, quieren compartirlo con su familia, amigos y paisanos.