Los hosteleros niegan que utilicen las alcuzas pringosas
El 1 de marzo de 2014 entró en vigor un Real Decreto del Gobierno por el que se obligaba a todas las cafeterías, bares, restaurantes y servicios de catering de toda España a servir el aceite de oliva virgen extra en recipientes irrellenables.

Jaén llevaba años en esa pelea con sus denominaciones de origen, organizaciones agrarias, asociaciones de fabricantes de oro líquido e, incluso, instituciones, que veían una apuesta por la calidad de los caldos y una medida para que no hubiera gato por liebre. La normativa, que es de obligado cumplimiento, representó el adiós a las botellas pringosas, que tanto daño hacían al sector.
Sin embargo, todavía hay hosteleros que se resisten a eliminar las aceiteras rellenables de las mesas en las que sientan a sus comensales. Un incumplimiento de la ley detectado, sobre todo, fuera de la provincia. Asaja-Jaén fue la primera en dar la voz de alarma la pasada semana. La organización agraria llegó, incluso, a enviar un escrito de denuncia a la Secretaría General de Consumo de la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales de la Junta. Francisco Molina, el secretario general de la organización, hablaba de que los incumplimientos eran cada vez más “habituales” y pedía que se intensificaran los controles.
La denuncia de la organización agraria ha tenido una contundente contestación por parte del gremio. El presidente de la Federación Andaluza de Hostelería de Andalucía, Antonio de María de Ceballos, fue muy contundente al respecto: “Los establecimientos andaluces sí que cumplen con el Real Decreto que les obliga a servir los aceites de oliva en envases irrellenables”, aseguró, en declaraciones desde Sevilla a la agencia Europa Press. En este sentido, el máximo responsable del sector en la comunidad sostiene que se conoce la normativa y retó a Asaja: “Si ellos creen que no se cumple con la ley, pues que denuncien”, dijo Ceballos. En Andalucía hay más de 45.000 establecimientos hosteleros.
Cuando se cumplió el primer aniversario de la entrada en vigor de la normativa, la Junta de Andalucía especificó que no se habían levantado actas de infracción por esta materia en la provincia. Si el inspector llega a un bar, cafetería, restaurante o catering y ve que se sirve el aceite de oliva en alcuzas “anónimas” o en botellas que se pueden rellenar, está plenamente facultado y, además, obligado a imponer una sanción. Son 600 euros, si solo es por eso, aunque la normativa gubernamental establece que se puede incrementar hasta los 600.000 euros —ya sería para casos de fraude o muy graves que pudieran suponer un atentado contra la salud pública—. Por eso, no es para tomarlo a broma. Los hosteleros jiennenses lo saben y, salvo algún despistado, están plenamente concienciados de lo que supone la norma. Aquí, lo habitual, es encontrarse el aceite de oliva virgen extra en monodosis o en botellas precintadas y etiquetadas.