Los grandes retos de Fernández de Moya para 2012

Javier Esturillo/Jaén
José Enrique Fernández de Moya tiene por delante un año que, tanto en la teoría como en la práctica, se presenta de lo más complicado en todos los terrenos. El alcalde de Jaén deberá solventar no pocos problemas con el mínimo presupuesto y unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina.

    03 ene 2012 / 10:44 H.

    2012 comienza con una cartera repleta de asuntos pendientes que asusta. Fernández de Moya tendrá que poner los cinco sentidos para solucionar cada uno de ellos en el peor escenario posible, con unas previsiones económicas nefastas y una política de restricciones del resto de administraciones que ahogará aún más las empobrecidas arcas municipales.
    Sin apenas margen de maniobra y con una deuda que, según el alcalde, supera los 428 millones de euros, el panorama no puede ser más sombrío. Como contrapeso, Fernández de Moya cuenta con todo el poder para acometer cuantos reajustes y medidas crea necesarias para enderezar el rumbo de la ciudad, gracias a la abrumadora victoria de las municipales. La “envenenada” herencia recibida del anterior equipo de Gobierno, conformado por un más que debilitado PSOE e IU, ha llenado de argumentos al alcalde para olvidarse de las grandes inversiones y centrarse en el día a día y la micropolítica.
    Así, los proyectos de la Ciudad Sanitaria o la Ciudad de la Justicia, que, en otras épocas, eran la base de los deseos para el nuevo año, han dado paso a otra realidad más cercana, como el pago de las nóminas a los trabajadores del Ayuntamiento y los organismos autónomos —las de diciembre y la extra de Navidad se abonaron con varios días de retraso— y saldar la galopante deuda con los proveedores sin el colchón de la línea de crédito ICO.
    Pero la verdadera patata caliente será el tranvía. Cien millones de euros invertidos en una infraestructura que lleva más de siete meses parada y cuyo futuro, a la espera del vencedor de las autonómicas, es incierto dado el poco interés de las empresas por asumir una losa demasiado pesada y por los continuos desacuerdos con la Junta en la financiación de los trenes.    
    La aprobación de los presupuestos municipales para 2012, prevista para este mes de enero, marcará la ruta para el resto del ejercicio. Las cuentas serán austeras, con escaso o nulo margen a la inversión y con dos objetivos bien definidos, reducir la deuda y mejorar la calidad de los servicios públicos, sobre todo en el ámbito del Patronato de Asuntos Sociales, que es el único que no sufrirá recortes y crecerá en relación con 2011. Este será también el año del nuevo ordenamiento urbanístico de la ciudad. Dentro de un mes, será presentado el primer avance del documento que, como prometió Fernández de Moya, deberá estar aprobado de manera definitiva a finales de año.
    Otro de los asuntos a tener muy en cuenta es la conclusión de la larga lista de infraestructuras que el anterior Gobierno dejó sin terminar. En este asunto, la iniciativa privada jugará un papel determinante en la constitución de sociedades que permitan, por ejemplo, la apertura del parque acuático. Para el futuro centro comercial y de ocio Santo Reino, que promueve la firma andaluza Bogaris, será un año clave en la definición del proyecto tanto desde el punto de vista administrativo como urbanístico.
    Luego está el traslado del Conservatorio Superior de Música al Banco de España de Moneo. El alcalde deberá negociar con el Gobierno su cesión, así como el posterior traslado, teniendo en cuenta que, según Fernández de Moya, “no existe papel alguno ni dinero consignado” para que esto sea posible. El casco antiguo será otra de sus prioridades, a través de la comisión institucional que creó en diciembre, al igual que la generación empleo, máxima prioridad para un 2012 que empieza con nubarrones negros.