Los gorilas

José Aguilar Millán desde Jaén. En la España de los setenta era imprescindible, en estas fechas con las primeras lluvias del otoño, que antes entraba antes que ahora por el cambio climático, los paisanos del Jaén de toda la vida, residentes en los barrios, “ subieran a Jaén” a comprar sus zapatos gorila en Antón.

    17 sep 2013 / 10:28 H.

    Estos zapatos llevaban premio ya que dentro de la caja donde venían iba una pelota verde oscura, muy dura, con la que los chaveas disfrutábamos un montón. Los zapatos gorilas eran muy duros, de ahí su nombre y tenían que durar cuando menos todo el curso, hiciera frío o calor, ya que estaban recientes los tiempos de las albarcas.
      Eran tiempos de poco y eran bienvenidas en la tarde compras un cartucho de avellanas calientes de Rosario, en La Carrera, justo en la puerta de la Diputación. A veces entre tiendas convencíamos a madre para que nos comprara, y entonces la felicidad era extrema, un dulce en Jurado. Era costumbre también llegarse a Furnieles para comprar el material escolar y preparar ya todo lo necesario para el nuevo curso. Tiempos de blanco y negro, de tormentas, de olor profundo, a  tierra mojada, tiempos de  “Furia”, de “Bonanza”, cuando las televisión se veía como el cine en masa, ya que en el barrio había muy pocas televisiones. En la calle “miel de caldera” y el borrico andaba despacio calle abajo. Tardes de bocadillos de choped, de mortadela, de pan, aceite y colacao, los más afortunados.   Tiempos de aceitunas de cornezuelo, de rebecas, de sardinas arenques de barril, de castañas. Otoño. Nostalgía. Sean felices.