Los 'currantes' de la última noche del año

Jesús Vicioso Hoyo/Jaén
La tónica de la Nochevieja jiennense fue la tranquilidad en la que transcurrieron las celebraciones del adiós al lánguido y desdichado 2011 y la bienvenida a 2012. Y la ausencia de incidentes reseñables fue satisfactoria, especialmente para quienes trabajaron mientras los demás disfrutaron de la fiesta.

    02 ene 2012 / 11:34 H.

    Para que unos vivan la alegría, otros tienen que estar pendientes de que esta sea propicia, ya de una forma o de otra, y no con pocos sacrificios personales. Los “currantes” de la última noche del año no siempre se pueden tomar las uvas, y en caso de que lo hagan al son de las campanadas lo hacen fuera de sus casas y alejados de los suyos. Esta es la cara menos amable de los que pasan  de la fiesta porque tienen que estar pendientes de los que están inmersos en ella.
    No solo los empleados de los servicios básicos —como agentes de las Fuerzas de Seguridad (policías, bomberos, Protección Civil) o miembros de los equipos sanitarios— tienen que estar “al pie del cañón” en una jornada tan significativa como esta, sino que también están “de guardia” los responsables de surtir de lo más importante de la noche para la gente, los momentos de ocio. Así que camareros, vigilantes de discotecas o de pubs, recepcionistas de establecimientos hosteleros, músicos y cantantes o cocineros hacen horas extra para el disfrute de los demás.
    A pesar de que en las calles hubo más gente que en otras noches festivas, en este fin de año no hubo incidentes destacables, y es esto lo que destacan los empleados consultados por este periódico. Son unos momentos de gran responsabilidad, de mucha faena, pero, con todo, los problemas fueron prácticamente nimios.
    Algunos de los trabajadores de  esta noche tan señalada se ofrecen a cubrir los puestos que no entienden de almanaques. Lógicamente, esta voluntariedad responde a unos pluses que siempre son bien recibidos. En algunos casos no son muy llamativos, pero en otros sí, hasta el punto de que puede llegar a triplicarse o cuadriplicarse el jornal de una jornada cualquiera, por muy festiva que sea. La Nochevieja, al igual que la Nochebuena, “valen” más porque en el fondo se encuentra la trascendencia personal que incorpora el pasar estos momentos tan destacados tradicionalmente sin poder compartir con las familias y la gente importante en el lugar deseado. Lo hacen por dinero, y ahora este “sacrificio” por la economía personal tiene más sentido que en otras ocasiones. Después están los que trabajan por obligación, es decir, por el capricho del calendario que hace coincidir sus turnos con las últimas horas del año que se va y las primeras del nuevo. En este caso hay, sobre todo, resignación, ya que no suele haber remuneración especial y “la procesión va por dentro”, porque, ante todo, han de poner buena cara para no desentonar en unas horas en las que los buenos deseos reinan para el nuevo ciclo que llega.
    seguridad. Cerca de seiscientas personas estuvieron de guardia en la capital entre miembros de equipos de seguridad y sanidad, y otras tantas en el resto de municipios de la provincia velaron por los demás. Para que, entre tanta fiesta, el antes y el después de las uvas fuese bueno para todos.