Los chabolistas burlan el desalojo

Los habitantes de las chabolas levantadas desde hace más de un año en un solar de la Carretera de Madrid han trasladado su campamento a otra parcela ubicada a apenas cincuenta metros. Las familias cumplen, de esta manera, la orden dictada por un juez y, al mismo tiempo, pueden continuar en sus “casas”.

14 mar 2014 / 23:00 H.


Con la mudanza, los chabolistas han burlado lo que parecía un inminente desalojo forzoso de “Villa Miseria”. Ese es el nombre con el que se conoce este asentamiento en el que viven unas treinta personas —entre ellas varios niños—, todas de nacionalidad rumana. Se han aprovechado de un recoveco del sistema legal para que, a corto plazo, nadie pueda echarlos por la fuerza de las chabolas que ellos mismos construyeron, hace más de un año, con maderas, chapas, telas y plásticos. Y es que el propietario de la parcela que ahora han ocupado tendrá que emprender un nuevo proceso judicial para poder desalojarlos, algo que puede tardar varios meses.
En febrero de 2013, hace ya más de un año, el campamento comenzó a levantarse en el solar de la antigua harinera de Marín Palomares —en la carretera de Madrid—. Fue por aquel entonces cuando varias familias fueron desalojadas por la Policía Local de un edificio en ruinas ubicado en la calle Marqués de la Ensenada, junto a la Escuela Acelerada. Cogieron sus bártulos y se “mudaron” a una parcela situada justo enfrente. Allí, levantaron sus hogares y han subsistido durante los últimos trece meses entre el frío, el calor, la lluvia y el viento. Malviven con la recogida chatarra y la rebusca de alimentos en los contenedores de varios supermercados cercanos.
El pasado mes de julio, los propietarios del terreno que ocupaban y del que se acaban de mudar presentaron una denuncia en el juzgado por ocupación ilegal. En principio, fue archivada, aunque la Audiencia ordenó reabrir el caso. El juez de Instrucción número 3, Luis Miguel Álvarez López, dictó, a mediados de febrero, un auto instando a los rumanos de “Villa Miseria” a que lo abandonasen de forma voluntaria en 24 horas. La Policía notificó, entonces, la decisión judicial. Sin embargo, cumplido el plazo dado por su señoría, las familias no se marcharon.
El juez inició los trámites necesarios para emprender un desalojo forzoso, una medida mucho más drástica y traumática. Fue hace justo un mes. Sin embargo, a mediados de esta semana, los chabolistas hicieron mudanza. Trasladaron sus casetas y bártulos a apenas cincuenta metros. En el terreno contiguo al que estaban han levantado, en cuestión de horas, otras chabolas.
En los últimos días, los propietarios de los terrenos de la antigua harinera comprobaron que las personas que ocupaban la parcela se habían marchado. Así que, rápidamente, enviaron varias máquinas excavadoras para limpiar la zona y, posteriormente, proceder a su vallado. Del mismo modo, han comunicado al juez la nueva situación. El proceso judicial se queda en papel mojado.
A partir de ahora, el asentamiento no existe a ojos de la Justicia. Los chabolistas podrán permanecer ahí hasta que ellos quieran o hasta que el dueño de la parcela en la que ahora están presente una nueva denuncia ante los tribunales por ocupación ilegal. De esta forma, ganan tiempo y margen de maniobra. Mientras tanto, la vida en “Villa Miseria” continúa como si nada hubiera pasado en una rutina en la que lo más importante es buscar algo que echarse a la boca.