Los caminos del pastor, todo un reto para el senderista
Inmaculada Espinilla
Video.- Esta semana proponemos una ruta especial, un camino que devuelve al senderista a una forma de vida ancestral, pero no por ello idílica, sino que está marcada por el esfuerzo y el sudor de los hombres. Hablamos del sendero de gran recorrido (GR) 144, que lleva el sobrenombre de “Ruta de la Trashumancia”. Y es que sus sendas y veredas aún existen y, desde hace años, los pastores y sus rebaños bajan en invierno hacia las tierras de Sierra Morena, que son más cálidas, y, en primavera, se trasladan a las zonas altas de la Sierra de Segura, ya que, en el estío, los pastos se conservan más frescos. Precisamente esto, la calidad del alimento del ganado, es lo que hace que esta tradición no se haya perdido a lo largo de los años.

Video.- Esta semana proponemos una ruta especial, un camino que devuelve al senderista a una forma de vida ancestral, pero no por ello idílica, sino que está marcada por el esfuerzo y el sudor de los hombres. Hablamos del sendero de gran recorrido (GR) 144, que lleva el sobrenombre de “Ruta de la Trashumancia”. Y es que sus sendas y veredas aún existen y, desde hace años, los pastores y sus rebaños bajan en invierno hacia las tierras de Sierra Morena, que son más cálidas, y, en primavera, se trasladan a las zonas altas de la Sierra de Segura, ya que, en el estío, los pastos se conservan más frescos. Precisamente esto, la calidad del alimento del ganado, es lo que hace que esta tradición no se haya perdido a lo largo de los años.
El GR 144, según los datos de la Federación Andaluza de Montañismo (FAM), encuentra su punto de partida en Control de Ramblaseca —Campos de Hernán Perea— y concluye en el Puente Mocho de Beas de Segura. El itinerario pasa por el Control de Rambla Seca, el Salto del Moro, Nacimiento del Río Segura, Fuente Segura, Casas de Carrasco, Aroca, Cerro del Roblecillo, Hornos El Viejo, Cerro de la Pesquera y Beas de Segura, unos puntos que permiten que el caminante, paso a paso, conozca no solo los bellos paisajes de las zonas de alta, media y baja montaña, sino que también, en su recorrido, atraviese las vías pecuarias —algunas con pendientes difíciles— y contemple las infraestructuras ganaderas, entre ellos, refugios, descansaderos, tornajos y apriscos.
La longitud de la Ruta de la Trashumancia es de 78 kilómetros, una distancia que se recorre en cuatro etapas. Este es el trayecto homologado por la FAM, es decir, la que está señalizada. Las cifras de la Junta de Andalucía varían en pocos kilómetros, ya que la Administración autonómica avanza algo más en cada etapa al finalizar en puntos diferentes, según se matiza desde la Federación Andaluza de Montañismo.
Aun así, el sentido es el mismo. Sumergirse en la esencia de la trashumancia al mismo tiempo que se practica un deporte social y saludable. Cada una de las etapas muestra lo mejor de la Sierra de Segura. Por ejemplo, en la primera, uno pasa por el pino “Galapán”, considerado uno de los más grandes de la zona, con una altura de cuarenta metros y una edad estimada de entre 400 y 700 años. Uno de los puntos más destacados de la segunda etapa es llegar al nacimiento del río Segura. También pasa por el Puente Mocho, una construcción de cien metros de longitud en la que se han aprovechado los recursos naturales del cauce del río, entre ellos, las formaciones rocosas, que fueron utilizados como cimientos.