Los ajeros de Jamilena están en la cuerda floja por los bajos precios
Los ajeros de Jamilena están en la cuerda floja por la ruina de precios. Critican la “competencia desleal” de los productores chinos y afirman que cada kilo se vende, ahora, en origen a 27 céntimos, cuando cuesta producirlo, como mínimo, 90.
“Los precios se han ido al suelo”. El presidente de la Asociación Andaluza de Ajeros, Juan Garrido, describe así la situación por la que atraviesa el producto estrella de Jamilena. Los problemas, como indica, se veían venir, aunque a los ajeros ya se les acabó la paciencia. “Vuelve a ocurrir lo mismo que hace tres años. China ha bajado los precios y hace una competencia desleal”, afirma. Garrido pone los números sobre la mesa. “Ahora mismo, el precio está a unos 380 dólares por tonelada. Es decir, que se paga en origen a la friolera cantidad de 27 céntimos por cada kilogramo”, subraya. “Si estuviera a un precio normal deberían ofrecer 1.500 dólares por tonelada, que sería a una salida de 1,10 euros por kilo”, precisa. A un productor jamilenudo le cuesta obtener cada 1.000 gramos de ajo entre 90 céntimos y un euro. Por eso, no salen las cuentas si se comprueba que el mercado lo compra 3 veces más barato de lo que cuesta recogerlo.
En cuanto a la competencia desleal o “dumping”, Garrido asegura que hay “datos y hechos” que la corroboran e insta a tomar medidas. Por este motivo, la Mesa Nacional del Ajo se reunirá a finales de mes y abordará el problema. “Sabemos que el producto de China no tiene calidad, pero la gente lo compra y no tiene en cuenta que, allí, la mano de obra es más barata”, expresa. “A nosotros nos controlan mucho qué echamos al ajo para producirlo y conservarlo. Sin embargo, en ese país no hay garantía sanitaria. Tenemos antecedentes, como en la leche”, añade.
El presidente del colectivo con sede en Jamilena manifiesta que en la reunión se analizará una propuesta a la Comisión Europea. Se trata de que los países afectados, como Francia o Italia, y fundamentalmente España, encabecen una iniciativa, reúnan documentación y denuncien estas prácticas. “Tenemos que contar con el apoyo de un elevado porcentaje del sector”, dice. En este sentido, informa de que, hace varias campañas, se intentó llevar la propuesta a Europa, si bien pronto la situación comenzó a invertirse, entró la campaña de recolección y todo quedó en papel. “No sabemos si fue porque el mercado funciona así o porque ellos —los productores chinos— se habían enterado de lo que haríamos”, concluye. SILVIA RUIZ DÍAZ / JAÉN