Los ahorros

Manuel Villena Lázaro desde Granada. Hijo, desde que te fuiste a trabajar a esas septentrionales tierras europeas, las cosas en el pueblo empeoran día a día. A raíz de la noticia del corralito chipriota, el pueblo se revolucionó. Al día siguiente de conocerse esta severa medida todos nuestros paisanos, mucho antes de las ocho de la mañana, hacían largas colas en las sucursales de los bancos. Apenas salían con sus ahorrilos volvían a guardar riguroso turno, ahora, a las puertas de las casas de los albañiles locales.

    21 mar 2013 / 17:08 H.

    Todos querían lo mismo, que les hicieran en un lugar recóndito de su casa, un pequeño zulo donde guardar los ahorros de toda su vida. A partir de ahora y definitavente vas a ser testigo de nuestro inexorable regreso al pasado: trabajar toda una vida sin jubilación ni pensión y teniendo que, por imperiosa necesidad de guardar “debajo de la loseta” todos los ahorillos para poder sobrellevar la triste vejez que nos espera.