Lopera retoma una fiesta mariana ausente desde 1936

El culto a la Virgen del Amor Hermoso volvió a Lopera después de setenta y cinco años de ausencia. Los fieles se volcaron en el regreso de la propuesta, que representa una parte fundamental del rico legado religioso del municipio.

    06 jun 2011 / 11:11 H.


    La ermita de San Roque, lugar donde la imagen se veneraba antes de la Guerra Civil española, fue el lugar elegido para los actos. Previamente se rezó el rosario, para continuar con la santa misa oficiada por el párroco del municipio, Luis Velasco de la Coba, y a la que asistió un buen número de devotos de la Virgen que llenaron el recinto del patrón de Lopera. La talla estaba radiante en un pequeño altar del inmueble.
    En mayo de 2009, la familia del concejal republicano Adolfo Calvo Peralta devolvió la imagen al pueblo. Después de recibir el visto bueno del Obispado de Jaén, la fue restaurada por José Luis Ojeda Navio, que le dio su esplendor de antaño. Dentro del nuevo ajuar se incluyen la corona donada por las vecinas de la calle San Roque y las vestiduras confeccionadas con cariño y devoción por las manos prodigiosas de las hermanas Obdulia y Juana Bueno Torres, siempre bajo la atenta supervisión del infatigable presidente de la cofradía de San Roque, Francisco Martínez Expósito. Cuando se produjo, en agosto de 1936, la quema de las imágenes que había en la ermita de San Roque fue cuando Adolfo Calvo Peralta (edil del partido de Alejandro Lerroux) salvó “in extremis” a la Virgen del Amor Hermoso. A partir de ese momento comenzó un largo periplo que llevó la obra por Lopera, Jaén, Madrid, Barcelona, Gerona, y Osuna (Sevilla), hasta acabar en el punto de partida, en la singular ermita loperana.
    Era costumbre que, el 31 de mayo, las jóvenes en edad de merecer donaran su pelo para que la Señora lo estrenara cada año como peluca. De paso, le pedían que les saliera novio y de aquí procede el dicho popular “Si no le da un buen esposo, le da un mozo”. La imagen es una escultura policromada con unas dimensiones de  setenta y siete centímetros de altura, treinta de anchura y otros tantos de profundidad. Data del siglo XVII y pertenece a la escuela andaluza barroca. La Madre del Amor Hermoso ya descansa en su hornacina en la ermita de San Roque. Durante la cita de fe se repartieron estampas de la Virgen y se entonó una sentida oración en su honor. José Luis Pantoja /Lopera