LOLA SÁNCHEZ MORENO. "Yo he dado mucho pero creo que me he quedado corta"
Olivia Aranda
Lola está empeñada en hacer el bien y a ello dedica todos sus esfuerzos. La solidaridad de esta jiennense es inmensa, pero nunca está satisfecha, siempre quiere más. Es una mujer activa, preside la Asociación de Mujeres Jaeneras desde el año 2006 y, en 2010, le han dado el premio Ciudadanas en la categoría de Valores Humanos, un galardón bien merecido.
Lola está empeñada en hacer el bien y a ello dedica todos sus esfuerzos. La solidaridad de esta jiennense es inmensa, pero nunca está satisfecha, siempre quiere más. Es una mujer activa, preside la Asociación de Mujeres Jaeneras desde el año 2006 y, en 2010, le han dado el premio Ciudadanas en la categoría de Valores Humanos, un galardón bien merecido.
—Es usted una mujer muy solidaria.
—Nunca estoy contenta con lo que hago, siempre quiero más y eso de alguna manera me hace daño. Soy muy inquieta y, como yo digo: cuando no ando presa me andan buscando, siempre tengo que tener algo en mente.
—¿Cómo empezó a hacer labores solidarias?
—Mi madre nos lo inculcó y yo he hecho muchas diabluras queriendo hacer el bien. Por eso muchas veces siento que no hago las cosas bien, porque las pienso con el corazón y no llegan a la cabeza. Hace bastante tiempo me fui a andar y vi en un descampado de las Fuentezuelas una carpa con niños y un matrimonio joven. A mí se me partía el alma de ver las condiciones en las que estaban, con el agua flotando encima de las mantas. Entonces mi vecina Amparo y yo nos pusimos a buscar mantas y ropa, apañamos 10.000 pesetas pidiendo y se pusieron muy contentos. Pero fui a la asociación Jaén Acoge y me dijeron que había que llevarlos a un sitio digno, entonces fuimos con un taxi y después de todo el revuelo ellos no querían irse de allí, lo pasé mal porque impliqué a más gente. Pero bueno, yo pensé: “Si yo me acuesto sin haberlo intentado tampoco sería feliz y si no soy feliz porque no he conseguido lo que quería pues a ver de qué manera puedes hacer el bien para no ofender a nadie”. Cuando vienen los inmigrantes a la aceituna yo no tengo coche y mi hija, que es tan tonta como yo y tiene coche, pues hacemos una cadena, una le compraba gorros, otra bufandas… hemos llevado hasta 11 ollas de café “calentico” y nos faltaba. La Asociación de Vecinos Santa Isabel me dio para que le compráramos 200 ochíos. Les llevamos bocadillos de atún porque no podían comer embutido. Hicimos una cadena en la plaza del mercado de Peñamefécit y cada vecino aportaba algo, cada vez se iba enterando más gente. Mi hija y yo había días que dábamos hasta tres y cuatro viajes, hay más solidaridad de la que podemos pensar. Hemos hecho mucho bien pero jamás sola porque tengo la ayuda de la directiva de la asociación y son maravillosas todas, han colaborado con ollas de café, chocolate… es imposible que yo pueda llegar a donde hemos llegado sin esas personas.
—Pero usted es la que toma la iniciativa.
—He tenido muy buena ayuda pero revolucionaria soy por un tubo, de siempre, desde pequeña, donde he visto necesidad allí me he metido y algunas veces he hecho sufrir a mi madre porque te vas a lugares que dan un poco de miedo. Pero nunca me ha pasado nada. Si te metes en el mundillo de la necesidad ves que merece la pena porque hay personas que no tienen nada pero tienen tanta educación y tanto cariño.
—Después de una jornada ayudando a los necesitados, ¿cómo se siente?
—Me siento bien, pero si te digo que me siento satisfecha te engaño, yo cuando me acuesto en la cama y veo las sábanas de franela y veo que estoy “calentica” y que si me duele la cabeza me puedo tomar una pastilla, que si tengo que entrar al servicio, tengo intimidad… cuando vienes de hacer una obra de caridad valoras lo poquito que tienes y dices: “Qué lástima, dios mío ¿por qué no está el mundo mejor repartido?”. Hay personas que lo pasan muy mal y no somos conscientes. Y son personas tan dignas como nosotros.
—¿Recuerda alguna situación dura que haya visto en su labor como voluntaria?
—Recuerdo que uno de los inmigrantes me decía: “Mamita, tráeme mañana un abrigo, que tengo mucho frío; mamita, zapatos, calcetines…” y al otro día cuando fui no lo vi. Me dijo hasta el número de pie y mi hija le compró cosas en el mercadillo. No lo llegué a ver y no sé qué pasó con él. El primer día también lo pasé muy mal, mi hija es “finica”, no tiene muchas carnes, se puso a sacar cosas del maletero y ellos con las ganas de coger el material la aplastaron y me la iban a asfixiar y lo pasé muy mal, llorando, luego ellos lloraban y pedían perdón. Y ya no se han portado mal nunca más.
—También colabora en la parroquia de Santa Isabel.
—Soy celadora del Apostolado del Corazón de Jesús y la hermana Ángeles, que es un cielo, está con nosotros y ella se ha dedicado a mandar el dinero que se recaudaba en las capillas a Haití, a Puerto Viejo, a ONGs… En la parroquia tengo otros cargos, en todo lo que sea obras solidarias estoy metida.
—¿Cómo se creó la Asociación de Mujeres Jaeneras?
—Teníamos un taller de manualidades y un día entraron de la directiva de la asociación de vecinos y nos dijeron: “¿Qué os parece si reactivamos la asociación de mujeres que ya hace diez años que la formaron y no vio la luz?”. Lo cogimos no sé si con ilusión o sin saber en el lío en que nos íbamos a meter, nos pareció una novedad. Hemos tenido el apoyo de ellos, porque nosotras somos marujas de los años 40, sin tener preparación alguna. A mí misma me ha costado manejar el ordenador, de lectura y escritura estaba un poco floja, pero tengo mucha fuerza de voluntad y con la ayuda de tantas personas como nos están ayudando la asociación va bastante bien. La relación que hay entre las compañeras es inmejorable. Desde aquí doy las gracias a la directiva porque se merecen que las quiera y que les diga: “Olé directiva de mujeres jaenereas”, les tengo mucho cariño. La asociación es como un niño que lo ves crecer. Además tenemos una unión muy grande con la asociación de vecinos, cuyo presidente es Luis del Pino, y con la de mayores, que preside Luis Quirós. Hemos hecho un libro de testimonios de mujeres jaeneras y nos propusieron que hiciéramos un mercadillo para recaudar dinero y Luis Quirós nos ha dado muchas cosas, le doy las gracias. Luis del Pino también nos ha apoyado muchísimo. La verdad es que tenemos una cadena donde nos ayudan y ayudamos. El dinero recaudado servirá para corregir el libro y darle forma. Ya hemos cumplido cuatro años y estamos a la espera de que salga la publicación y de hacer elecciones nuevas.
—¿Se esperaba el premio Ciudadanas?
—¡Qué va! El premio partió de mis compañeras. Una chica de la directiva, Esther Osorio, se lo propuso a mis compañeras y todas dijeron que sí y han ido cogiendo información mía. Los presidentes también han apostado por el premio y yo no sabía nada, cuando me llamaron del Ayuntamiento de Jaén me quedé alucinada porque yo hago las cosas sin esperar recompensa, pero cuando tienes un reconocimiento es una satisfacción tan grande pero a la vez te sientes tan impotente y dices: “¿Yo puedo dar lo que tantas personas esperan de mí?”. Que apuesten por una es muy gratificante pero te sientes responsable de devolver lo que te están dando, no tengo palabras para dar las gracias a tantas personas que han hecho que esto sea posible. En otra ocasión mis compañeras también me hicieron otro reconocimiento. Yo he dado mucho pero yo creo que me he quedado corta para lo que a mí me están dando.