LOLA GARCÍA VICENTE. "Casi todos los peluqueros con nombre son hombres"

María José Ortega
Se considera una mujer extrovertida, inquieta y arriesgada. Lo cierto es que para crear un negocio de la nada, en una tierra ajena y con la carga que supone el anonimato en el mundo de los negocios se requiere, al menos, algo de bravura. Sin embargo, dicen que quien no arriesga no gana. Lola García ganó, y mucho. Ahora, es la “dueña y señora” de un centro de peluquería y estética en Bernabé Soriano, una de las calles más bellas y céntricas de Jaén. Toda una lujosa y merecida recompensa a más de 18 años de dedicación.

    24 jul 2011 / 10:15 H.

    —¿Cómo nace el salón de belleza “Lola García?
    —Empecé en el negocio cuando me quedé embarazada de mi primer hijo. La verdad es que entré por casualidad. Estaba trabajando como monitora en una academia de peluquería, pero se me acabó el contrato y al quedarme embarazada ya no me renovaron. Fue entonces cuando me planteé venir a Jaén y poner este negocio.  Fue una decisión tonta, porque en realidad yo me vine a Jaén por mi pareja. Él me planteó la posibilidad y yo la acepté. Desde entonces, aquí sigo.
    —¿En qué se basó su elección por el mundo de la peluquería?
    —Yo nunca tuve la pretensión de ser peluquera ni de tener una peluquería, no entraba dentro de mis planes. De hecho, creo que todo lo que me ha ido ocurriendo ha sido  por casualidades de la vida. Igual que soy peluquera hubiera sido electricista. Mi amiga se apuntó a formación profesional de peluquería y yo, como me vi un poco desamparada, también decidí apuntarme. Al empezar fue cuando me gustó, seguí y acabé los cinco años de formación profesional y, después, todo fue rodado.
    —Arriesgó y ganó, pero ¿cómo fueron los comienzos hasta que el esfuerzo se vio recompensado?
    —Mi primer negocio lo puse en el año 93, en el pasaje San Francisco. Era una peluquería pequeña y a mí, que soy de Melilla, no me conocían, pero probé suerte y la tuve, así que tres años después trasladé el negocio a la calle Bernabé Soriano. La verdad es que mis comienzos no fueron muy duros.
    — ¿Cómo atrajo a unos clientes si partió del anonimato en un sector en el que el factor “boca a boca” es fundamental?
    Creo que conseguí atraer a la clientela primero, porque considero que tengo don de palabra, me gusta hablar con todo el mundo y eso, a la hora de darse a conocer, es muy importante. Por otro lado, venía de Madrid con otra idea de trabajo, tenía otra base y otros conocimientos y eso quizá atrajo también a los clientes. Ahora, tengo gente fiel, de toda la vida, que viene desde que era monitora. Son personas que se adaptan a tu trabajo y te sigue pidiendo. La gente sabe que no nos quedamos atrás, innovamos, intentamos estar al día y eso siempre te lo agradecen.
    —¿Cómo ha hecho frente a la crisis?
    —Lo cierto es que la crisis me ha afectado solo en parte. Cuento con una clientela más o menos fija. Lo que ocurre es que si un cliente venía todas las semanas, ahora lo hace cada 15 días. Al respecto tengo un lema, los clientes son tuyos mientras están aquí, cuando se van por la puerta ya no lo son y eso pasa con crisis y sin ella. No me puedo quejar, el negocio funciona, además, tenemos el complemento de la estética que eso siempre amplía el tipo de clientes.
    —¿Se plantea otras alternativas fuera de su peluquería?
    —Ahora estoy inmersa en otros derroteros. He aprobado unas oposiciones como profesora de peluquería y ahora compagino el trabajo con la docencia. Desde marzo, he estado en Almería trabajando en un instituto. Siempre he sido una persona muy inconformista y dar clase era una inquietud, una asignatura pendiente que tenía cuando era joven. Me apetece un cambio, pero sin dejar esto, porque la peluquería es mi motor, esto lo he creado yo.
     —Hasta ahora todo marcha bien pero, ¿ha tenido momentos en los que ha querido “tirar la toalla”?
    —Sí que hay días en los que me han dado ganas de dejarlo todo, pero luego valoras las cosas, lo que tienes y lo que te ha costado conseguirlo y la satisfacción que te proporciona. No cambiaría nada de lo que he hecho, ni me arrepiento de las decisiones que he tomado.
    —¿Alguna anécdota que contar entre peinado y peinado?
    —Tengo una bastante curiosa que fue cuando vino Nati Mistral a mi peluquería, sobre todo, porque no vino a peinarse sino que entró a pedirme unas horquillas. Luego, tengo anécdotas muy divertidas que me han pasado con las clientas pero son historias que quedan dentro del “secreto profesional”.
    —¿Hay más mujeres que hombres en el mundo de la estética?
    —Lo que hay es peluqueros más famosos que peluqueras. Casi todos los que son nombres son hombres dentro de la peluquería. Ya que el hombre ha contado tradicionalmente con menos cargos familiares y siempre ha podido desarrollar su ámbito laboral. Es cierto que cuando yo daba clase en el ciclo formativo solo tenía a un chico, pero eso se debe a que tradicionalmente se ha relacionado que el hombre peluquero es “menos hombre”. Pero en realidad esto no es así.
    —¿Qué ofrece el salón de belleza “Lola García?
    —Aparte de lo convencional, ofrecemos, por ejemplo, las extensiones o las mechas californianas que las han puesto de moda las actrices y las modelos. Consiste en una base de color claro natural que da un efecto como de sol. También se demanda mucho el bronceado con la caña de azúcar, sobre todo, para eventos concretos. Además, hacemos analíticas capilares, limpiezas de cutis y preparamos a las novias estéticamente en todos los sentidos, maquillaje, manicura, masajes, depilación y, por supuesto, peluquería. En el tema de la depilación hacemos la  láser Diodo que está muy demandada por su comodidad y efectividad.
    —¿Qué mitos hay en el mundo de la peluquería?
    —Hay muchísimos mitos. Por ejemplo, tengo clientas que me dicen “no me coge el moldeador porque estoy embarazada” o que se toman una copa de coñac para que le suba la permanente, o también lo de que es malo lavarse todos los días la cabeza. Se puede hacer siempre y cuando se cuenten con los productos adecuados.
    —¿Cuáles son las últimas tendencias en peluquería y estética?
    —Se pide el color en el cabello, mucho color. Aunque ahora tenemos la suerte que se lleva de todo, el pelo corto, las melenas muy despuntadas, pero sobre todo, cortes cómodos y fáciles de peinar. Por lo general, la gente es muy clásica, los clientes que innovan se puede reducir al cinco por ciento. Luego, como novedad en el mundo de la estética tenemos las extensiones de pestañas, aun no las trabajamos, pero llegarán en el mes de septiembre.