Loba Roja sorprende a Fuensanta
José Rodríguez Cámara /Jaén
No es que Fuensanta sea Nueva York, pero entre sus 3.226 vecinos Alba González había pasado desapercibida hasta que, el lunes, fue condenada a un año de prisión por animar en Twitter a que Rajoy reciba 'un tiro en la nuca'. El fallo en su contra genera en el pueblo una buena dosis de sorpresa. 'Es una muchacha normal, un poco revolucionaria, pero como todos a su edad', reflexiona un vecino de Fuensanta, paisano de Alba González Camacho, una estudiante, de 21 años, recién condenada por enaltecimiento del terrorismo.
José Rodríguez Cámara /JaénNo es que Fuensanta sea Nueva York, pero entre sus 3.226 vecinos Alba González había pasado desapercibida hasta que, el lunes, fue condenada a un año de prisión por animar en Twitter a que Rajoy reciba 'un tiro en la nuca'. El fallo en su contra genera en el pueblo una buena dosis de sorpresa. 'Es una muchacha normal, un poco revolucionaria, pero como todos a su edad', reflexiona un vecino de Fuensanta, paisano de Alba González Camacho, una estudiante, de 21 años, recién condenada por enaltecimiento del terrorismo.
'No ha medido bien las consecuencias, pero solo eso, no es una persona peligrosa, ni mala, ni nada”, argumentan en este municipio, con 3.226 habitantes, según el último padrón, conocido por su industria del sofá y por su recreación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, los “preciosos”, Pasos de Fuensanta. Este periódico trató de contactar con la joven, a través de su perfil de Facebook, donde se hace llamar Alba Corazónegro (Loba Roja); declinó la propuesta. “Lo siento, pero no”, contestó a la petición. Su padre, también optó por guardar silencio ante la llamada de este periódico, aunque sí dejó entrever que la situación es difícil para él y su familia.
Sobre esta fuensanteña, que estudia en la capital, pesa una condena de cárcel. El fallo dictado por la Audiencia Nacional, de un año de prisión, está en suspenso. En el momento que vuelva a delinquir, se ejecutará la pena, que lleva aparejada 7 años de inhabilitación, lo que le impediría votar o ejercer otros derechos ciudadanos. Las consecuencias de lo que, para muchos, no deja de ser “una chiquillada”, sorprenden a sus paisanos. “No me explico cómo ha llegado tan lejos esto”, se pregunta una vecina. “¡Si nunca ha roto un plato!”, espeta otra mujer. Si se repasa la cuenta de Twitter de Alba Camacho González, junto a un par de “selfies” (imágenes tomadas con el móvil), aparecen fotos que van desde una dedicada al fallecido líder de Nirvana, Kurt Cobain, a otras en las que se rechazan los recortes del Gobierno, la reforma de la ley del aborto, y otras que elogian las protestas en el barrio de Gamonal, en Burgos; en ello, coincide con cientos de miles de españoles. Lo que le ha complicado la vida es lo que para la Fiscalía son mensajes de “contenido ideológico de elevado carácter radical y violento”. Son entradas como “Que vuelvan los Grapo... Necesitamos una limpieza de fachas urgente” o “Prometo tatuarme la cara de quien le pegue un tiro en la nuca a Rajoy y a De Guindos”. En su “timeline” también se muestra molesta con la cobertura mediática de su juicio, que la ha hecho famosa. “Han tenido que dejar entrar a la puta prensa, maldita sea”, “tuiteó” el lunes, día de la vista.